Mañana es cumpleaños del papá de Aranza, del hombre del que me enamoré hace ya 23 años, el único por el que dejé casa, ciudad y familia para juntos formar un hogar, hogar que hoy compartimos con nuestra hermosa bebé de ocho meses.
Ha sido fantástico aventurarnos en esto de ser padres, a cuidar a una niña de la que prácticamente no sabíamos nada a pesar de que la empezamos a conocer ocho meses antes de que naciera, amén de los cuatro años que estuvimos planeándola y fantaseando con ella. Ha sido maravilloso desvelarnos juntos, los primeros días en que él preparaba un biberón con leche tibia mientras yo consolaba a la pequeña llorona. Sigue siendo gran motivo de ardua planeación el recibir a la abuela Blanca y a la abuelita Lupe cada que vienen a visitar a Arancita cada tres semanas.
No deja de sorprenderme esa versatilidad en la cocina, la aptitud para crear un delicioso platillo con unos cuantos ingredientes comunes.
Y no dejo de agradecer por ser parte de tu vida y que tú seas fundamental en la mía, que seas quien me acompaña cada día, quien camina cuarenta minutos de ida y otros cuarenta de vuelta solamente para comer conmigo. Llegar a casa y pasar por nuestra nena, turnarnos para cargarla mientras cenamos, ver series policiales, platicar, hacer bromas tontas y otras bíblicas (\”el que tenga uñas para arañar, que arañe\”)…
Héctor Juárez Lorencilla:
Gracias por ser el mejor padre, un gran esposo, una de las mejores personas que conozco y con quien espero estar por el resto de mi estancia en este planeta.