Mes: septiembre 2022

Me alegro de que mi madre haya muerto, reseña – Jennette McCurdy

Jennette McCurdy en el escenario, presentando su libro "Me alegro de que mi madre haya muerto" en un auditorio lleno, con el público aplaudiendo. Reseña del libro. Jennette McCurdy on stage, presenting her book "I'm Glad My Mother's Dead" to a packed auditorium, with the audience applauding. Book review.

Reseña: “Me alegro de que mi madre haya muerto”, de Jennette McCurdy

Read this text in English: I’m glad my mom died, review – Jennette McCurdy

Jennette McCurdy, conocida por sus papeles infantiles y preadolescentes en iCarly y Sam & Cat, de Nickelodeon, ha lanzado un libro de memorias que en verdad ha causado revuelo global: “Me alegro de que mi madre haya muerto” (I’m Glad My Mom Died).

Aunque confieso que nunca fui fan de sus personajes, la noticia de este libro me generó una curiosidad inesperada. ¿Una actriz que no quería ser actriz? ¿Y que, además, renunció a la actuación por vergüenza? Mi sorpresa fue mayúscula.

La Búsqueda y la Curiosa Odisea del libro

Cuando “I’m Glad My Mom Died” salió en preventa, en inglés, el precio me detuvo de inicio. Decidí esperar a su lanzamiento oficial en Amazon, pensando que sería una compra sencilla. ¡Qué equivocada estaba! El libro se agotó en menos de 24 horas, convirtiéndose en un best-seller mundial. Finalmente lo compré, aunque con una espera de seis semanas. Lo curioso es que, en esa misma compra, añadí “A Course in Miracles”, de Helen Schucman, libro que me intrigaba y que también tuvo su propia aventura para llegar a mis manos, aunque en edición de bolsillo y en inglés.

Mi Ejemplar Perdido y el Reencuentro con la Lectura

Mi copia de Amazon jamás llegó. Recibí un correo: “se perdió”. ¿Perdido? ¡Increíble!

Una persona me obsequió un Kindle, lo que me permitió finalmente leer el ansiado libro gracias a otro amigo que “se aseguró” de que lo tuviera en inglés y en español no oficial (traducción automática).

Lo leí en inglés y terminé en un lunes por la mañana, arrepentida de la desvelada, pero feliz de retomar el hábito de leer por gusto.

Después de un tiempo alejada de la lectura por diversas razones, este libro fue el detonante para volver a sumergirme en historias, aunque eso implicara adaptarme a formatos en inglés que, a veces, me resultan un desafío por la puntuación.

Una Reseña Honesta

Ahora, ¿es tan bueno como dicen? Es un libro decente, sí, globalmente alabado y su autora ha sido reconocida por la revista Time. Como biografía, cumple. Pero no es un libro que volvería a leer. Su humor, al igual que el personaje de Sam Puckett, no conectó conmigo del todo.

No pretendo menospreciar la lucha de una superviviente de abuso infantil, y no dudo de la crudeza de sus experiencias. Simplemente, mi perspectiva fue diferente. De hecho, me alegra que Amazon me haya reembolsado el dinero.

Reflexiones Personales y la Maternidad

Aunque no me dé gusto que su madre haya fallecido (pues merecía enfrentar las monstruosidades que hizo), el éxito de Jennette McCurdy me alegra enormemente. Y debo admitir que me hizo reflexionar profundamente sobre mi propio rol como madre.

¿Ser amiga de mi hija? Definitivamente no.

¿Seguir llamándola “Bebé”? Lo evitaré.

¿Inscribirla en actividades que no le interesan, como ballet o piano? Mejor que siga dibujando, que es lo que le apasiona.

Y la idea de llevarla a una agencia de modelaje o de sugerirle a mi sobrino que sea actor… ¡descartado por completo!

Prefiero que mi hija disfrute su infancia plenamente, sin presiones ni imposiciones. Mi prioridad es protegerla y permitirle ser quien quiera ser, sin dictar su vida ni imponerle mis intereses. Al final, ¿qué más da si no es bailarina, concertista o gimnasta?

¿Ya lo leíste? ¿Qué te pareció?

Soñar contigo

Soñar contigo

Soñar contigo es inútil.

Soñar contigo es intrascendente.

Porque al soñarte vuelvo a sentirte, y vivirte de nuevo no me hace el mayor bien.

¿De qué me sirve tenerte un instante si tu compañía se irá mañana? Prefiero recordarte cuando estoy despierta, dejar que mis ojos desborden por tu ausencia, y percibirte en cada latido, en cada bocanada de aire que le robo al planeta. ¿Acaso dejaré de lamentarte si llevo a cabo mis fantasías de fuga eterna? Lo dudo, pues entonces serían otros quienes sueñen conmigo por siempre. Se verán obligados a gastar sus ahorros para discutirme con un terapeuta.

Soñar contigo no cuesta. Al menos no monetariamente. Pero es un lujo que no debo permitirme, porque vuelvo a estar triste cuando me encuentro con tu almohada vacía. Tu cobija intacta que ya no huele a ti.

Hace tiempo que prefiero el mundo real. Aún sueño despierta, pero soñar contigo no tiene caso porque te fuiste a un lugar del que no podrías regresar ni por más que quisieras.

Ojalá poseyera alguna chispa de magia. Que hubiera algún curso de milagros para aparecerte de la nada. Si tan solo hubiera tenido de esas manos que curan…

Hoy soñé contigo. Tenía que hacerte pasar a través de un agujero en el suelo, pero mis brazos no aguantaron tu peso y te dejé caer. Y moriste. Moriste otra vez. Tenías el mismo rostro congelado de cuando bajaron el cierre de tu bolsa negra.

Desperté a las 3 de la mañana y ahora no puedo dormir. A veces prefiero no hacerlo. Sí que lo intenté, más melatonina disolviéndose en mi lengua, pero la idea de tu segunda muerte se quedó en mi cabeza para atormentarme. Ya no quiero sufrirte. Tampoco quiero atarte a un plano al cual pertenecías.

Descansa pronto en paz.

Gaslighting

gaslighting

Gaslighting

Soy el paraguas de Britney. La Reina Isabel hace pocos días. Julian Lennon quejándose de John. Paul McCartney destruyendo Beatles. Una Yoko más para incontables odiadores.

Estoy triste.

Estar deprimida sería chantaje.

Gaslighting. Los otros afirman que es mentira. Psicólogos, adivinos y médicos. Tanatólogos que dictan sentimientos ajenos.

La Ministra de Inglaterra comenzó labores apenas dos días antes de la muerte de Isabel. La última foto mostraba de pie a la Reina. Con bastón, pero bien plantada en la Tierra.

Y lloré. Sería chantajista quejarme de estrés.

Gaslighting. Tuve que decir que lloré por la Reina.

Me vi obligada a discutir la historia sin fin otra vez. Dije no, no, no quiero, ahorita no. Contigo no en este momento.

¿De cuántas formas se ruega el respeto?

“Si a tu edad necesitas terapia”… Indícame entonces cómo procesar un duelo.

Llegó una tarde feliz de sushi. Enfermó de covid. Con el coronavirus se fue hace mes y medio. Un médico me recordó que el duelo dura seis meses.

No quiero sertralina recetada para dormir. No sufro anhedonia ni me falta libido.

Prefiero desahogarme con Amélie, Vaselina o El gran pez. Pero muerdo mi lengua para no irme tras La Nada cuando me patean estando ya en posición fetal.

El dolorcito de pecho es gaslighting. Eres tan gaslighting. ¿No entiendo por qué es tan sensible alguien que predice muertes?

Me consuela la fantasía de que me lleve La Nada. Me dio risa Cúneo brindando con champaña. Pero hace mes y medio fallecieron Lupita, mi tío Rafael Canseco, mi tía Miriam Rojas, y la otra abuela de mi hija. Solo le queda una, y su abuelo paterno.

¿Cómo se “elabora” un duelo? ¿Transitas pasivamente por negación, culpa, enojo y todo eso?

Ay, ay. Pobrecita víctima. Cumple tus labores diarias. Mejor ni menciones lo que no se habla.