Mes: octubre 2018

Verdad a la mexicana

Verdad a la mexicana

En estos días tan acuciantes, la verdad del 2 de octubre de 1968 o de los 43 de Ayotzinapa o sobre la corrupción del sexenio de Enrique Peña Nieto, se demanda, se exige a través de comisiones de la verdad, se solicita a través de averiguaciones que no alteren o falsifiquen los hechos.
La violencia generada y la inseguridad cotidiana ha hecho que grupos sociales tomen la justicia por su propia mano, alejándose de la verdad. Se manifiesta un encono social por todos estos hecho de la política. Andrés Manuel López Obrador AMLO prefiere paz y amor, olvidar la verdad, el crimen, el delito, los hechos de violencia y de injusticia, ¿será lo correcto? ¿Será eso lo que espera la sociedad dolida?, ¿será esa la actitud que debemos tomar todos los ciudadanos?, ¿será la nueva forma de vivir, olvidar el daño causado por personas inmorales, delincuentes, asesinos y dar pie al nuevo día?, ¿será esa la verdad?

Nada más lejos de la verdad.

El perdón no borra la verdad, la enfrenta. La sociedad dolida, la sociedad de luto no quiere olvidar, dejar atrás las cosas como si nada hubiera pasado. La sociedad quiere la verdad, exige la verdad, necesita la verdad. ¿Qué sociedad del siglo XXI quiere la mentira?, ¿qué sociedad quiere abrazar la falsedad y vivir como si no hubiera pasado nada?
Los desaparecidos de Iguala. ¿Dónde están? ¿Quién los ocultó?, ¿por qué ninguna corporación civil, pública o internacional los encuentra? Dónde están los jóvenes del 2 de octubre de 1968, ¿cuántos murieron? ¿Quiénes los asesinaron?, ¿se tiene el nombre de los asesinos? Ningún soldado fue fusilado o encarcelado por haber atacado a civiles. Esas manos asesinas siguen ocultas y formaron y forman parte de las instituciones que deben proteger a la sociedad y no asesinarla.
El poder enferma y la cura es la verdad, pero los políticos prefieren la enfermedad, prefieren los síntomas de descomposición que la cura. Ocultar siempre la verdad por el bien de la nación es una imbecilidad, ocultar la verdad hace cómplices a todos los que la conocen, los vuelve delincuentes. Dejar pasar la verdad es peor que ser cómplice, los vuelve cobardes, mentirosos, deshonestos y peor que los delincuentes. Para un Presidente, el camino aunque doloroso y peligrosos es la verdad.
La historia de México y las decisiones de los presidentes y políticos mexicanos es que prefieren la mentira, la falsedad, lo mendaz, antes que la verdad, antes que la realidad, antes de lo honesto.

Saber la verdad nos conduce a lo justo y correcto.

Este binomio es al que más le temen las personas: verdad y justicia. El mexicano dice ser valiente, bien macho y que busca siempre la verdad; sin embargo, los hechos demuestran que la mayoría de mexicanos prefiere la mentira y la ocultación en todos los niveles. No es gratuito que  México tenga niveles bajos de procuración de justicia y que nuestra historia sea una falsificación de la realidad. Existen miles de empresarios que engañan al fisco, miles de empresarios que engañan a sus trabajadores, miles de trabajadores que hacen simulaciones de trabajo, miles de obreros que a la primera oportunidad roban al patrón, miles de delitos diarios que quedan impunes.
Será que la solución es darle la espalda a la verdad, paz y amor y lo que sigue…
No, no y no. Debemos como sociedad empezar a  ser más dignos y enfrentar la verdad con valentía, así se llega a la justicia y a la construcción de una sociedad sólida y correcta.
 

Imagen: Explosión Sandía.

Ángeles y arcángeles: La locura de la experiencia mística

Ángeles y arcángeles:

La locura de la experiencia mística.

  Todavía trabajaba en \”el periódico más grande de la zona El Bajío\” cuando mi mejor amiga de Ciudad de México me habló por teléfono para decirme que había ido con una médium de ángeles. Sí, lo juro: yo puse exactamente la misma cara de what. Solo pensé: ¿De qué hablas?, ¿y ahora qué te fumaste que no invitas? A pesar de que tengo más de ocho años leyendo la baraja del Tarot para adivinación y terapia, me quedé por un par de horas con mi carota de queeé. Que mi amiga fue con una persona que te da mensajes de tus ángeles, que le dijo cosas muy íntimas y por supuesto de lo más certeras, como por ejemplo que no siguiera vistiendo de negro o que ya no se bañara con agua tan caliente, y otras cuantas cuestiones que por supuesto ya no me contó. Colgué el teléfono y seguí en mi asunto, aguantando al que fuera mi último jefe, un viejito de esos que te hacía sentir una idiota sin necesidad de insultarte y que siempre contaba la mismas anécdotas. Continué con mi vida sin mayor problema y me olvidé del asunto. Luego me tocó recorte de esa oficina. Me puse a llorar y no podía dejar de hacerlo, más que nada porque era precisamente lo que yo quería. Pocas veces me ha sucedido el no contener las lágrimas ante tanta felicidad, y es literal que no podía tranquilizarme. Aguanté ahí casi tres años editando un periódico, aprendí mucho pero hubo días, que de hecho fueron casi todos, en que salí chillando y con el juramento de que ahora sí ahora sí iba a renunciar; y al día siguiente como si nada y dispuesta a soportar jetas hasta que me liquidaran.

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Mis lágrimas de cocodrilo se evaporaron solitas en cuanto vi la cantidad plasmada en un par de cheques, uno por mi liquidación y otro por el fondo de ahorro que nos tenían que dar en febrero, un mes después de mi feliz adiós. A mi esposo también se le olvidó la congoja cuando le dije que de pronto tenía setenta y tantos mil pesos para disfrutar de vacaciones pagadas durante mínimo unos ocho meses… Pero, por supuesto, no soy lo que se dice una estudiante graduada en economía doméstica. En menos de tres meses nos comimos, literalmente nos comimos en cantidad de restaurantes y saliditas, esos setenta y tantos mil pesos, sin haber hecho ni un solo viaje fuera de León Guanajuato, sin haberme comprado la laptop por la que tanto he sufrido, y sin siquiera haberme hecho de un par de estúpidos tenis. WTF! El recorte de personal fue casi a finales de enero de 2017. Cuando me di cuenta ya estábamos en septiembre y yo sin un peso, sin chamba, sin haber escrito ni medio versito, feliz con mi hija todo el santo día pero sin mayores actividades que limpiar la casa (según) y ver series repetidas. Ya había pensado en regresar a la universidad, misma que dejé primero por un berrinche cuando intentaron acusarme de deshonestidad académica, y luego porque entre el trabajo de tiempo completo y la maternidad y shalalá. Justo en esos días estaba pensando en solicitar mi certificado de preparatoria a la promotora, cuando de la nada y tantos años después me llegó un correo notificándome que quedaban algunos días para inscribir materia. ¿Casualidad? Me inscribí. Los cuatrimestres de cuatro materias ahora eran módulos de un mes para llevar una sola clase. ¡Perfecto! Por fin había ocupado mi cabeza con algo productivo. Escribir hace tiempo que no se me da como antes, lo cual agradezco, de hecho, porque cuando empiezo con narrativa me da un insomnio que se convierte en amenaza de psicosis. Estoy más tranquila entre menos tecleo. En esos meses aprendí a cocinar. Sí, a mis treinta y muchos años por fin aprendí algo a lo que toda la vida me negué, a pesar de que mis tres primos hermanos son chefs titulados y todo. Un día cualquiera creo que de noviembre, y ni sé por qué fue, pero de la nada se me ocurrió hacer una fanpage de Facebook: Tarot Adivinatorio y Terapéutico. [caption id=\"attachment_2693\" align=\"aligncenter\" width=\"640\"]\"Ángeles Ángeles y arcángeles: La locura de la experiencia mística[/caption]

¿Novena de ángeles y arcángeles?

Y no sé si fue antes o después que encontré una novena del \”trabajo de mis sueños\” al arcángel Chamuel, a quien jamás había escuchado mencionar. Y de hecho lo encontré en la misma página donde hace ya trece años descubrí la existencia de una Escuela de Escritores en Coyoacán, cuando no buscaba ninguna escuela de escritores sino información sobre el psicotrópico ilegal más popular. Y lo demás te lo cuento la siguiente vez que me leas por acá… https://facebook.com/eltarotmx Instagram @eltarotmx]]>