Hoy hace dos semanas que llegaste a mi vida.
No, mentira: ya casi pasaron diez meses desde que apareciste en mi panza. Pero hoy cumples quince días de nacida.
El parto fue la experiencia más horrenda. Luego de veintitrés horas de contracciones nos mandaron a quirófano a cesárea de emergencia, porque no querías salir y había riesgo de que sufrieras. Por fortuna todo terminó bien, aunque lloré desde que me dijeron que tocaba cirugía y el anestesiólogo me mandó dormir. No sé si naciste a las 5:05 de la tarde del miércoles 25 de marzo, como leí en mi expediente, o si fue a las 5:35 pm como le dijeron a mi familia.
Tu papá estuvo conmigo desde que le pedí que saliera un poco más temprano de la oficina porque \”ya era hora\”, esperó a que nos ingresaran en el hospital y luego esperó noticias junto con tu abuelita Blanca y tu bisabuela Lupe, quienes tomaron el autobús desde el DF a la 1 de la mañana para llegar a León a las 6:30 de la madrugada.
No tuve oportunidad de ver a tu abuela hasta esa noche, la primera noche de tu vida y que pasamos con ella. Tu papá y tu bisabuelita te conocieron hasta un día después, el jueves. Tu bisabuela, a sus 83 años de edad, viajó de noche y con el brazo recién operado por una caída nada más para conocerte, no le fue posible cargarte por esta ocasión, pero esperemos que esté mucho mejor la siguiente vez que venga a verte.
Ella y tu abuelita regresaron ayer al DF, pasaron con nosotros trece días para cuidar de ti y ayudarme en lo que me recupero. Gracias a sus consejos tu papá y yo aprendimos a cambiar tus pañales sin tener accidentes tan seguido, a abrigarte y hasta a quitarte el hipo con el dichoso \”hilito rojo en la frente\” (comprobé al menos tres veces que sí funciona).
Ya casi llega tu papá. Hora de preparar tu tina, tu shampoo y todas las cosas para bañarte…