Prefiero algo que me duela, como el Poema 19, de Neruda, que fue mi obsesión por años hasta que me encontré con un Poema 5 que lloré y lloré a mares, pero esto… esto no es lo mío. ¡Yo quiero violencia!
CALIGRAMAS: GUILLAUME APOLLINAIRE
Genial. Quién sabe por qué, pero me recordó una carta que me escribió mi primer dizque novio: el texto estaba acomodado para hacer la cara del Pato Lucas. Ahí estaba yo, tratando de descifrar su letrita y siguiendo las flechas, apenas si le entendí a lo que decía el pico de este pato (mi avatar es el Pato Donald, por cierto) porque casi no se veía la tinta naranja… Supongo que alguna vez intenté hacer algo similar, no recuerdo, pero ése fue el primer caligrama que leí en mi vida.
Me encantaron los textos leídos en clase. Lo malo de estudiar Vanguardias en secundaria es que todavía no tienes idea de qué se trata todo esto, son temas demasiado interesantes para comprenderlos a los trece, catorce años, pero siempre me quedé con el nombre de Apollinaire en la cabeza. No hice los diez caligramas porque realmente me siento muy oxidada y bloqueada con Poesía desde que entré a Sogem, pero, qué puedo decir, me quedé fascinada al ver el libro que nos mostraste, el poema que da sensación de lluvia me fascinó, tiene toda la musicalidad del mundo y la idea de hacer “poesía gráfica” es maravillosa. Me enamoré de los Caligramas gracias a esa sesión.
CEMENTERIO MARINO: PAUL VALÈRY
No me gustó. Por lo menos, no me mató de emoción como Rimbaud y Apollinaire. No me provoca gran cosa, supongo que porque mi “estilo” es visceral. Incluso diría que me daría flojera leerlo de nuevo. El Simbolismo como que no, no me late, los versos no debieran pensarse sino dejarlos salir, depurar lo que sobre, y ya. Claro que yo no soy quién para juzgar a Paul Valery, por algo pasó a la historia y lo vimos en clase, pero como que no, no, no…
La primera estrofa me gusta. No la subiría a mi blog, pero me invita a leer lo demás… pero me detengo al llegar a la segunda:
No me gusta. Tengo que detenerme y tratar de interpretar lo que dice, especialmente la última línea. No sé. Personalmente me da flojera. Claro que un poema se entiende cuando se analiza (luego de revisar línea por línea Piedra de sol, comprendí que era una maravilla), pero esto no me causa más que flojera. Prefiero algo que me duela, como el Poema 19, de Neruda, que fue mi obsesión por años hasta que me encontré con un Poema 5 que lloré y lloré a mares, pero esto… esto no es lo mío. ¡Yo quiero violencia!
INVOCACIÓN: SAINT-JOHN PERSE
Tampoco me encantó en principio. Llegué ese lunes a las 5pm para hojear el libro de Anábasis de Abraham, leí dos o tres versos y… y ahí lo dejé. No sé. Si algo no me llama, pues no me llamó, y punto. Aun así decidí intentar con otro texto (viva Internet. Es la biblioteca de los que no tienen varo suficiente para comprar libros y libros y libros): Invocación. Me gusta el primer canto: Y vosotros, mares. Me gusta porque es, por decirlo así, más narrativo (el profesor Mario dice que no existe la “prosa poética”, pero yo no estoy de acuerdo) y logro imaginar sin problema al mar, mis últimas vacaciones, barcos, peces, todo lo que esté relacionado con él (y más yo que siempre me sentí sirena porque no había manera de que me sacaran del agua… hasta que empezaron los síntomas de la terrible “sejuela”).
Me encanta el mar. No se puede estar deprimido mientras ves ese azul que no termina y se confunde con el del cielo, el mar, el maravilloso mar, lo único que tranquiliza a cualquiera… Y sé que algún día tengo que vivir cerca de él. Es mi sueño desde siempre.
Soy muy friolenta y simplemente con ver el mar cuando vaya en un autobús a mi chamba, lo que sea, pero sé que un día viviré cerca de él. Por todo esto me llama mucho la atención el título de este poema que EVOCA en mí tantas cosas relacionadas con el mar, el agua, la arenita de la playa… ¿Por qué INVOCAR? ¿Será que necesito rogarle al mar que venga a mí para darme paz?