El Chanfle en Chespirito Sin querer queriendo, reseña del episodio 8, final de temporada: Valió la Pena

Captura del episodio final "Valió la Pena" de Chespirito sin querer queriendo, con personajes de El Chanfle o el elenco de Chespirito. Screenshot from the final episode "It Was Worth It" of Chespirito Not really on purpose, featuring characters from El Chanfle or the cast of Chespirito.

El Chanfle en Chespirito Sin querer queriendo, reseña del episodio 8, final de temporada: Valió la Pena

Lee aquí la reseña del episodio 1, el episodio 2, el episodio 3, el episodio 4, el episodio 5, el episodio 6 y el episodio 7.

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Valió la pena

El octavo y último episodio de la primera temporada de Chespirito sin querer queriendo, titulado “Valió la Pena”, disponible en línea en HBO MAX, nos sumerge en los turbulentos meses de 1978, culminando con la gestación de la icónica película El Chanfle. Este capítulo final nos muestra el detrás de cámaras de la creatividad de Roberto Gómez Bolaños, entrelazada con el desmoronamiento de su vida familiar a cambio de la consagración profesional.

El episodio arranca con una tensa discusión entre Chespirito y Margarita, donde él asume una culpa, ella lo reformula diciendo que él en realidad desea continuar su relación con Graciela. La imposibilidad de tener más hijos se convierte en un motivo para él.

Paralelamente, Graciela maneja (y remarca) la ausencia de Roberto en la vida de su hija.

El Nacimiento de El Chanfle y la Tensión Creciente

En medio de la planeación de una posible película de El Chavo, surge la chispa creativa. Un balonazo en el jardín familiar, mientras Roberto comparte con Graciela y sus hijos, da pie a la idea de El Chanfle, un aguador de un equipo de fútbol. Curiosamente, a pesar de que Figueras ofrece el apoyo del América, Chespirito insiste en que su personaje trabajará para las Chivas. La escritura de su primera película marca un hito.

El rodaje de El Chanfle se convierte en escenario de despedidas. Marcos anuncia su partida para iniciar su propio programa como Quico, un quiebre que Roberto intenta mitigar con consejos sobre no anclarse a un solo personaje. Las riñas entre Mariano y Margarita, defendida por Roberto, escalan a los golpes. La confrontación de Marcos Barragán con la Televisora Estelar y Canal Alfa termina en una demanda, todo porque se niega a poner en los créditos de su posible programa (ya autorizado por Figueras) que Chespirito es el creador del personaje de Quico.

Rupturas Personales y Triunfo Profesional

Ramón, afectado por el ambiente, agradece a Chespirito y le notifica que ha decidido irse con Marcos. Roberto no llega a su aniversario con Graciela y esta le avienta la ropa interior de Margarita que ha guardado durante un año desde la gira a Chile. Graciela dice estar cansada de que todo gire en torno a él, Roberto no contesta cuando ella pregunta si es feliz ahí. Lo corre de casa familiar.

Graciela anuncia a sus hijos de la decisión de separarse y que Roberto ya no vivirá ahí. Él se muda con su hermano Francisco. Un año después Graciela lo llama para que saque sus cosas de la casa familiar. Él intenta reconciliarse pero ella se niega.

La serie culmina en 1981, en Bogotá. Roberto, caracterizado como El Chavo y rodeado de sus compañeros de elenco, es recibido por tres millones de personas. Sus hijos presencian la magnitud del evento en la televisión. Graciela sonríe.

Roberto pide a Margarita su deseo de construir algo con ella.

En un restaurante, Graciela le entrega fotos y recuerdos a Roberto y le expresa el orgullo de sus hijos.

El Legado de un Genio

El episodio cierra con conmovedoras escenas del verdadero Roberto Gómez Bolaños y un poderoso mensaje sobre su legado: 50 años de transmisión ininterrumpida en más de 90 países y 50 idiomas, 690 capítulos, 20 películas (incluyendo El Chanfle), 3 obras de teatro, 3 telenovelas, 3 libros, más de 100 personajes, un impacto en más de mil millones de personas y 9 millones de asistentes a sus eventos en vivo.

La canción del final es “Qué bonita vecindad”, con los actores caracterizados en la vecindad y El Chavo metiéndose a su barril.

Mi opinión personal

Tenía la duda de si Roberto sabía, o se hacía guaje (por no usar otra palabra), que Graciela sabía sobre su infidelidad con Margarita.

Así que a la esposa le tocó hacerse de la vista gorda (o como dicen en The Crown: mirar para otro lado) durante todo un año antes de echarle en cara, literalmente, el asunto.

El diálogo que más me sonó fue luego de que Roberto llega tarde a la cena de aniversario (no se establece que hubiera una cita como tal entre ellos) por estar tratando con sus hermanos el asunto de la demanda y posible contrademanda por el personaje de Quico:

Graciela: ¿Otra vez tarde?

Roberto: ¿Otra vez de malas?

Cuando Roberto muestra a Graciela el guión terminado de El Chanfle, escrito a mano, ella simplemente no comprende la magnitud del alcance y la trascendencia del trabajo de Chespirito. No se casó con “un Godínez cualquiera” (supongo que el decir que un oficinista es “un Godínez” viene por el personaje de Horacio Gómez Bolaños en El Chavo del Ocho).

Aquí es donde entra la discusión de si acaso los genios creativos pueden llevar su vida familiar en paz. Ya no hablemos de mantener la salud mental: en el último semestre del Diplomado en Creación Literaria de Sogem, uno de los profesores nos hizo leer a puro atormentado, suicida, psicópata y demás, para demostrar la “neurosis del artista” con la cual nos traumaron desde el primer semestre.

No diré nombres, pero sí conozco a un par de escritores que han logrado conjugar la vida familiar mientras siguen publicando. Muchos de mi generación decidieron no tener hijos, o se casaron y ahora están divorciados, y muchos más nos dedicamos a cualquier otra cosa de la que sí se puede vivir, mientras que la literatura quedó relegada o como un bonito recuerdo.

Yo dejé Ciudad de México para formar una familia, así que dije adiós a cualquier Feria del Libro, presentaciones y convocatorias. A cambio tengo a mi esposo y a mi hija. Y en vez de escribir sobre gente que no existe, gano dinero leyendo el pasado y el futuro de quienes me contratan para sesión de Tarot y terapia de ángeles.

¿Cambiaría lo que tengo por haber sido una escritora más? No.

¿Cambiaría lo que tengo por haber sido una Roberta Gómez Bolaños? Eso sí no lo quiero ni pensar, jajaja. La escena donde tres millones de colombianos lo reciben es simplemente épica y para llorar de emoción, la serie bien pudo terminar ahí, al fin que ya sabemos lo que sucedió en la vida real con su dilema amoroso.

Quisiera pensar que el amor de Roberto y Graciela hubiera sobrevivido mejor en estos tiempos. Roberto podría estar escribiendo usando el reconocimiento de voz de su teléfono inteligente mientras Graciela juega Sudoku o Bloons Tower Defense en Netflix, o atiende videollamadas de su propio negocio, yo qué sé.

No quiero ni pensar la presión de criar a seis hijos mientras tu esposo trabaja todo el día. Pero tampoco imagino la presión de escribir para radio, televisión, teatro y cine mientras tu esposa te exige que estés en casa, y tu jefe (el hombre más poderoso de México, El Tigre Azcárraga… Por ahí me contaron una anécdota de cómo recibió en pants y tenis al trajeado nuevo presidente de México, Carlos Salinas de Gortari) te exige que dejes tener vida personal porque primero están los proyectos de Televisa.

Mucha gente, de esas que andan haciendo bullying a Florinda Meza en redes, hablan como si Roberto Gómez Fernández y Paulina Gómez Fernández solo hubieran hecho la serie para reivindicar a Graciela Fernández. “Nunca se perdona lo que le hacen a tu mamá”. Me queda en claro que la serie es un homenaje a Chespirito, pero muchas de estas personas malintencionadas dicen que también es una “funa” (me revienta esa palabra) de los guionistas a su propio padre por la infidelidad.

Espero que haya más temporadas de Chespirito Sin querer queriendo. La serie se mantuvo de forma casi ininterrumpida como número uno en el top 10 de HBO Max durante estas ocho semanas.

La única duda que me queda ahora:

¿Enrique Segoviano y Roberto Gómez Bolaños se agarraron a golpes en la vida real?