El Chavo del Ocho en Chespirito: Sin Querer Queriendo episodio 4

Portada del capítulo 4 de "Chespirito: Sin Querer Queriendo" en HBO Max, destacando la creación de El Chavo del Ocho. Cover of episode 4 of "Chespirito: Sin Querer Queriendo" on HBO Max, highlighting the creation of El Chavo del 8.

El Chavo del Ocho: Un Legado Inesperado en “Chespirito: Sin Querer Queriendo” episodio 4

Read this text in English: El Chavo del 8: An Unexpected Legacy in Chespirito Not really on purpose Episode 4

Lee aquí la reseña del episodio 1, el episodio 2 y el episodio 3.

La entrega más reciente de “Chespirito: Sin Querer Queriendo“, titulado “Es que no me tienen paciencia”, nos sumerge en la fascinante génesis de uno de los programas más queridos de la televisión mexicana: El Chavo del Ocho. Este capítulo nos revela los orígenes, el proceso creativo y los desafíos que Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, enfrentó para dar vida a los entrañables personajes y el universo de la vecindad.

El episodio entrelaza inteligentemente tres líneas temporales: la infancia de Roberto en Guadalajara en 1936, su carrera televisiva en la Ciudad de México en 1971, y Acapulco.

La narrativa comienza con el pequeño Roberto despidiéndose de su madre, quien lo envía a vivir con sus tíos por un año. Este período de su niñez se convierte en una fuente inagotable de inspiración para el futuro creador.

La Construcción de un Elenco y un Universo

La trama nos transporta a 1971, un momento crucial para Chespirito. Vemos cómo enfrenta la partida de figuras importantes como Rubén Aguirre y Sergio Peña, lo que lo lleva a una encrucijada creativa. Sin embargo, Roberto se mantiene firme en su visión: no busca reemplazar a sus actores, sino encontrar nuevos talentos que se adapten a su particular estilo.

Uno de los momentos más reveladores es cuando Roberto, en un salto a su infancia, nos muestra cómo sus experiencias personales se transformaron en elementos icónicos de El Chavo del Ocho. Observamos cómo toma notas de los juegos de los niños en el parque y de un peculiar globero, elementos que más tarde darían forma al universo de la vecindad. El descubrimiento de su viejo gorro de niño simboliza el nacimiento de su icónico personaje infantil.

La búsqueda de su elenco ideal es otro punto central del episodio. Roberto rechaza la idea de contratar actores de renombre, optando por aquellos que considera “buenos actores”. Es así como se nos muestra el proceso de descubrimiento de Edgar Vivar, a quien ve en un comercial, y la incorporación de Margarita Ruiz, quien ya contaba con experiencia actoral. La llegada de Angelines Fernández al equipo también se muestra.

Desafíos y Momentos Inolvidables

El capítulo no evade los obstáculos que Chespirito tuvo que superar. Vemos la resistencia de Joaquín Vargas y el señor Treviño ante la falta de presupuesto para una nueva escenografía y el escepticismo de Treviño sobre el elenco, al que considera “mundialmente desconocido”. A pesar de estas presiones, Roberto se mantiene fiel a su visión, incluso llegando a caracterizarse él mismo como el niño latoso para el papel de El Chavo.

La creación de la escenografía de la vecindad, incluyendo el famoso barril, es presentada como un proceso lleno de detalles y recuerdos de la infancia de Roberto, como la vez que su tío se escondía del cobrador de la renta, y la imagen de un niño jugando al balero.

El episodio también toca, aunque brevemente, las dinámicas interpersonales entre los actores y la familia de Roberto, como se muestra en Acapulco en 1978 y las tensiones entre Margarita y Graciela. Sin embargo, el foco principal sigue siendo el arduo y apasionado camino que llevó a la consagración internacional de El Chavo del Ocho.

“Es que no me tienen paciencia” culmina con el emocionante primer día de grabación de El Chavo del Ocho, dejándonos con la sensación de haber presenciado los cimientos de un fenómeno televisivo que trascendería fronteras y generaciones.

Mi opinión personal:

Me encantó. Simplemente me ha encantado la serie, se ve que está hecha con todo el amor. Se me llenaron los ojos de lágrimas al final del episodio, cuando comienza la grabación del primer capítulo de El Chavo del Ocho.

Florinda Meza, viuda de Roberto Gómez Bolaños, supuestamente ha salido a desmentir hechos presentados en la serie: que si Roberto ya era exitoso, que no tenía necesidad de brincarse una barda, que no había ningún antagonista, etcétera.

Pero hay que recordar: es una serie de ficción basada en hechos reales, no un documental con la verdad histórica.

Me sigue llamando la atención, independientemente de la reciente “funa” (palabra que no existe en la RAE) masiva a Florinda Meza donde se le ha comparado con Karla Panini, Ángela Aguilar y hasta la mismísima Yoko Ono, que la serie, hasta ahora, no la ha dejado mal parada. Al contrario: en el episodio de hoy se da a entender que Roberto quedó prendado de ella desde el momento que la conoció, mientras ella (o Margarita) ni en cuenta.

Apenas sacaron en Facebook que Roberto Gómez Fernández, guionista de la serie, critica la infidelidad de su padre cuando él se casó con Krystel Padilla, mejor amiga de su ex esposa Jessica Coch. Esa no me la sabía, y de hecho casi me voy para atrás cuando vi que el hombre ya lleva ¡cuatro!!! matrimonios (Kim Bolívar y Chantal Andere). Roberto, de menos, se tranquilizó con Doña Florinda…