iPhone: ¿Por qué medio mundo aspira a costearlo?
Hace aproximadamente una década a alguien se le ocurrió que un teléfono celular podía servir para más que recibir llamadas y mensajes de texto. Y de pronto, ¡boom!, entramos de lleno a la imagen digital.
Ya no necesitabas invertir en una cámara fotográfica Nikkon: Cualquier teléfono servía para tomar imágenes de nuestro interés.
¿Que vas por la calle y ves un letrero que seguro le hará mucha gracia a tu tía abuela? Foto. ¿Que estás por comerte una orden de quesadillas del tamaño de tu cabeza? ¡Foto! ¿Que una nave extraterrestre aparece justo sobre el techo de tu casa? Mhhh, me pregunto qué es lo primero que uno haría, además de echarse a correr por si acaso… ¡Claro!, tomar una foto. O millones de ellas.
O mejor aún: un video. Y si hay chance de tomarse una selfie con algún alien amigable, ¿pues qué mejor? ¿Cuántos likes y retweets y reposts obtendría semejante publicación? ¿Qué habría sido del Gangnam Style sin colorido video que rompió tantos récords?
Es innegable: Estamos en la era de las selfies. Y de los memes. De los YouTubers. Y de los Lores y de las Ladies. De las filtraciones, de los espías rusos y de los fraudes electorales hasta en Norteamérica. Y de las socialités, de las celebrities, de la gente común y corriente que de la nada se hace viral. Hablemos de cualquiera de estas herramientas de autopromoción de las redes sociales. Las selfies y los videos son gratis, son instantáneos, y se pueden tomar sin ayuda.
Pero, como dijo una doña clasista en alguna temporada de Master Chef México: Para todo hay códigos postales.
Que existen niveles, pues. Veamos: Kylie Jenner, la millennial que hizo un imperio de cosméticos luego de confesar una de sus cirugías plásticas, se toma selfies. Bien podría Kylie usar un teléfono Samsung Galaxy, como la tableta que tiene mi hija…
Pero nooo. ¿Cómo creen? Bien podría usar su iPhone con una cubierta para que la pantalla no se estrelle… Pero nooo. ¿Cómo creen? ¿Quién vería así el logo de la manzana mordida que nos recuerda la genialidad de Steve Jobs? Kim Kardashian, la mujer más fotografiada del mundo, generalmente usa su iPhone con cubierta. Se comprende: es madre de dos niños pequeños y viene el tercero en camino.
Justin Bieber usa iPhone. Ellen DeGeneres posa para una selfie pagada por Samsung… Pero tuitea desde su iPhone. Gigi Hadid usa iPhone. Miley Cyrus, Jack Black, Brad Pitt, David Beckham, Wilmer Valderrama… Googleen cualquier celebridad de la “lista A”, y seguro habrá al menos una fotografía de ellos tomándose selfies con un iPhone. ¿Y quién no aspira a ser una Gigi Hadid, un Brad Pitt, un David Beckham?
Vaya: Muchas nos conformaríamos con ser una Courtney Stodden. Nadie sabe a qué se dedica, pero bien que le alcanza para tener su iPhone.
Apple, una de las compañías mejor cotizadas de todo el mundo, es puntero de la tecnología. Sus productos son el estándar para la competencia: Apple dicta el tamaño y las características de la siguiente generación de teléfonos inteligentes. Por ello no es una marca precisamente económica. Cada que un nuevo modelo es lanzado al mercado, surgen los chistes del tipo: “Acaba de salir el iPhone X, y yo todavía estoy pagando mi iPhone 4”.
Porque no basta con tener cualquier teléfono: Este año tu teléfono tiene que ser un iPhone.
Nunca falta que nos vean feíto a quienes aún tenemos un Nokia C-30 de teclado qwerty. Poco importa que sean virtualmente indestructibles (lo he comprobado con mi bebé). Aunque no soporte las aplicaciones de moda, la pantalla tradicional es una auténtica ventaja contra la touch. Apple es una marca para personas pudientes o que aspiran a serlo.
No cualquiera puede pagar los aproximadamente veintitrés mil pesos que costará el iPhone X en México. Y no faltará quien esté dispuesto a endrogarse con un crédito a plazos con tal de tenerlo. No es solo un teléfono bonito: es el mejor de todos.
En lo personal nunca fui fan de la marca Apple. En mis tiempos de Tec de Monterrey, las únicas máquinas disponibles en el laboratorio del Campus Ciudad de México eran las Mac porque siempre se trababan. Siempre. Desde que salió el iPod he odiado el iTunes, de hecho sigo peleando para sincronizar canciones con él.
Claro que el iPad me dejó con la boca abierta la primera vez que lo vi, pero pensar en pagar ocho mil pesos de aquel entonces me pareció excesivo. Después vinieron las tabletas genéricas que apenas soportan el WhatsApp (el cual, por cierto, no me gusta: uso Skype, y sigo añorando el MSN Messenger).
Mi mamá le regaló a Aranza una Samsung Galaxy para que vea en YouTube sus caricaturas: Little Baby Bum, Sarah and Duck, Shaun the Sheep, etcétera.
Mi opinión sobre Apple cambió cuando leí la biografía de Steve Jobs.
Y en definitiva me maravillé cuando unos chicos en apuros le vendieron a Héctor un iPad Mini que desde entonces no solté… Bueno, sí lo solté una vez (o varias) sin querer; y con la pésima suerte de que la pantalla se estrelló contra el suelo.
Obviamente el teclado virtual ya no sirvió, así que tengo que girar el aparato como mil veces para escribir una sola palabra. También pasó a mejor vida el micrófono, y con él se esfumaron mis sueños de escribir más seguido dictándole al reconocimiento de voz.
Esto de la pantalla rota va a ser doble problema para quienes consigan su iPhone X. Ahora no solo deberán cuidar la pantalla-pantalla, sino que la cubierta de atrás ya no será de aluminio sino de vidrio. ¿Por qué? Pues para recargar la batería de forma inalámbrica.
Así que esperemos que quienes saquen su juguetito a crédito cuenten con un seguro contra accidentes y resbalones. Aquí abro un minúsculo paréntesis: El reconocimiento de voz de Apple es lo máximo. He usado el de Microsoft (Windows 7 para arriba) y el del sistema operativo Android, de Google. La diferencia es simplemente abismal.
Una de las características más comentadas del iPhone X es el Face ID, o reconocimiento facial.
Esto es: desbloquear tu teléfono por medio del escaneo facial. Omitiendo las bromas sobre celebridades que no podrán usar su celular tras la siguiente cirugía, hay polémica por dos cuestiones:
1) Alguien podría desbloquear tu teléfono mientras duermes. Al decir “alguien” me refiero, por supuesto, a una pareja celosa. O, si eres más joven, a una mamá curiosa que quiere ver en qué andas y con quién… Al respecto, Craig Federighi, vicepresidente de Apple, afirma que debes mirar fijamente el aparato para que se desbloquee. Así que puedes seguir roncando con toda la tranquilidad.
2) Si un ladrón llega, te arrebata el teléfono, lo pone frente a tu cara para desbloquearlo y, ¡zas!, se va corriendo. Para evitar esta situación, que suena un tanto rebuscada, el iPhone X cuenta con algo así como un “botón de pánico”. Si presionas los dos botones laterales al entregar tu teléfono, la función de Face ID se desactivará. Adiós metiches. Esperemos que quienes saquen su juguetito a crédito también cuenten con un seguro contra robo…
Sospecho que el ratero no te regresará el iPhone X solo porque no pudo desbloquearlo. Ojalá y las nuevas características del iPhone valgan la pena el costo. Quienes no podemos (o no queremos) pagar el iPhone X, esperemos a que los fans de Apple vendan lo más pronto posible sus viejos aparatos… De preferencia sin rayones, si nos hacen favor. Seguiremos informando.