Una chispa de nostalgia en medio de la inmensidad virtual Cuando tenía quince años, tal vez uno más tal vez uno menos, me gustaba llegar del colegio y encender la computadora. Bajaba miles de imágenes tuyas, el fotolog de tu novia era mi página de inicio. Recibía automáticamente toda actualización en el correo. Y pasaba horas buscando tu nombre en distintos portales, copiando poemas con seudónimos desconocidos… Y pensaba que no podía haber otra niña en el mundo ni la mitad de enamorada que yo. Nadie comprendería todas esas “cosas” que sólo tú me hacías sentir. Pero las horas se hicieron días y estos se convirtieron en meses. De pronto crecimos. Y ahora no sé si estás perdido en alguna telaraña de internet. Yo dejé de escribir tu nombre luego de regalarle tu recuerdo a cualquier desconocido. Un amor imposible no es único y tú eras especial porque yo te hice así, me gustaba la nostalgia con que decorabas mi vida. La verdad es que nada gané pero tampoco perdí. Estamos a mano a fin de cuentas. Muchas IP anónimas leen estos caracteres sin preguntarse para quién han sido redactados. Pero no olvides que poblé el mundo con personajes ficticios para que algún día nos extrañaras. Todo esto existió solamente para ti, ¿puedes creerlo? La diferencia es que ya a nadie le interesa saber quiénes fuimos ni quiénes somos.