Los años ochenta… Quien los vivió, lo sabe. La Niña TodoMePasa dice: Les platicaba sobre algunos sueños y pesadillas colectivos. Ni para qué mencionar los sueños que le compré a Walt Disney. Es verdad que las pocas veces que me sentí “parte del grupo” fue cantando con las bullers. Bullers: dícese de quienes hacen bullying… Seamos sinceros: quienes nos quejamos de haber sufrido bullying, también anduvimos moliendo a dos o tres niñas menores que nosotros. En los años ochenta cantábamos lo que estaba “en onda” en la radio. Hablaba con ellas sobre el capítulo más reciente de Carrusel de niños. Cómo olvidar las temibles “calcomanías con droga”… ¿afuera de qué escuela dicen que las encuentro??? Diiigo: nomás para comprobar que no son cuentos chinos para que los infantes se caguen de miedo y crezcan decididos a verificar por sí mismos qué tan malas son esas malditas cosas del demonio. Me cae que las “calcomanías y los chicles con droga” merecen un post completo. También recitábamos juntas el nombre completo de la Chimoltrufia: María Expropiación Petronila Lascuráin y Torquemada de Botija. Qué quieren: crecí viendo Chespirito. Y crecí viendo Cachún Cachún Ra Ra. También la dulce niña Candy Candy. Y crecí viendo toda, toda la barra de programas y telenovelas de la televisión abierta de los años ochenta y también de los noventa. Incluso hoy día es lo más “interesante” que uno encuentra para dormir a gusto. ¿A poco ustedes no cantaron los antiguos comerciales que el joven Luis Miguel hacía para Coca-Cola y Sabritas? La mera verdad es que el nombrecito completo de “la Chimo” lo busqué en Wikipedia, jeje. Alguna vez tuve buena memoria, pero eso era en mi época de escuela primaria… Ahora que tengo uno que otro alumno de lectoescritura y regularización, me pregunto el doble de veces:
Te faltó hablar del programa de los “Años Maravillosos”, ni porque hace poco, bueno ni tan poco te compré la serie completa y ni la fumaste, buuuuuuuu¡¡¡¡¡¡¡