Podrán cultivar y fumar marihuana recreativa
Elisabeth Malkin and Azam Ahmed
The New York Times
Traducción: Jéssica de la Portilla Montaño.
Foto: AP
La Suprema Corte mexicana abrió ayer la puerta a legalizar la marihuana, entregando un puntiagudo desafío a las estrictas leyes de la nación sobre abuso de sustancias y agregando su peso al creciente debate en América Latina sobre los costos y consecuencias de la guerra contra las drogas.
El voto de la Primera Sala de la Suprema Corte declaró que los individuos deben tener el derecho a cultivar y distribuir marihuana para su uso personal. Mientras que el fallo no derriba las leyes actuales sobre drogas, sienta las bases para una ola de acciones legales que ultimadamente podría reescribirlas, según dicen proponentes de la legalización.
La decisión refleja una dinámica cambiante en México, donde por décadas la guerra contra las drogas apoyada por EU ha producido mucha agitación pero pocas victorias duraderas. El flujo de drogas a los Estados Unidos continua hoy día, junto con la corrupción política que alimenta en México. El País, desalentado por la incesante guerra contra los traficantes, permanece envuelto en violencia.
\”Es el drama detrás de todos nuestros esfuerzos\”, dijo Juan Francisco Torres Landa, abogado corporativo que fue uno de los demandantes en el caso de la Suprema Corte.
Con poco que mostrar luego de años de duras políticas contra el crimen, los países del hemisferio occidental han promulgado leyes que permiten uso limitado de la marihuana.
Uruguay, Chile y más de 20 estados en EU han aprobado leyes que permiten el uso medicinal o recreacional.
La tasa del uso de marihuana en México es baja, y la mayoría de los mexicanos se oponen a la legalización. EU es el principal mercado para el cultivo de marihuana.
El comercio es controlado por violentas pandillas criminales que también hacen dinero con otras drogas, el secuestro y la extorsión.
Los expertos dicen que legalizar la marihuana haría poco para disminuir su poder.
El caso de la marihuana ha encendido un debate sobre la efectividad de encarcelar a los usuarios de drogas, en un País con algunas de las leyes sobre drogas más conservadoras en América Latina. Pero a través de la región, un creciente número de voces está cuestionando la estrategia de Washington en la guerra contra las drogas. Con poco que mostrar en cuanto a las duras políticas contra el crimen, el balance parece estar cambiando lentamente hacia otros enfoques.
Uruguay promulgó una ley en 2013 para legalizar la marihuana, aunque la creación de una industria de la marihuana legal en el pequeño País se ha desenvuelto con lentitud. Chile reunió su primera cosecha de marihuana medicinal este año. En Brasil, la Suprema Corte debatió de forma reciente la descriminalización de la marihuana, cocaína y otras drogas. Bolivia permite los usos tradicionales de la coca, la planta usada para hacer cocaína, mientras que en la parte norte del hemisferio el nuevo Primer Ministro de Canadá ha garantizado en el pasado legalizar la marihuana.
Muchos líderes en América Latina han llamado a un cambio en la guerra contra las drogas, incluyendo al presidente Juan Manuel Santos, de Colombia. En mayo, su gobierno ordenó un alto a la fumigación aérea de los campos ilegales de coca, rechazando una herramienta mayor en la campaña antidrogas respaldada por EU debido a preocupaciones de que el spray herbicida cause cáncer.
Aunque Santos es uno de los aliados más cercanos a Washington en la región, ha señalado la incongruencia de encarcelar a campesinos pobres por cultivar marihuana mientras esta es descriminalizada con lentitud en los Estados Unidos.
Los mexicanos que buscan una nueva estrategia también han sido golpeados por la situación.
\”Nos estamos matando para detener la producción de algo que va hacia EU, donde es legal\”, dijo Armando Santacruz, otro demandante en el caso.
Aún así, pocos piensan que legalizar la marihuana vaya a reducir significativamente la violencia relacionada con drogas o a debilitar a las pandillas. Aunque el alza en la producción de marihuana de mayor calidad en los Estados Unidos reduce la demanda de importaciones mexicanas, los expertos dicen que las pandillas mexicanas continuarán contando con un importante porcentaje del suministro norteamericano.
\”Es claramente una parte significativa del negocio\”, dijo Peter Reuter, un experto en la guerra global contra las drogas de la Universidad de Maryland y economista en Corporación RAND. \”Es suficiente por qué pelear\”.
La marihuana es sólo una de las muchas fuentes de ingreso para las pandillas, que trafican drogas a través de la frontera con EU y manejan redes de secuestro y extorsión en casa. La infraestructura criminal persistirá, así sea legal o no el uso de la marihuana.
Pero para los críticos de las leyes actuales, esa difícilmente es una razón para continuar criminalizando el uso de la marihuana.
\”Las leyes existentes tampoco reducen la violencia\”, dijo Catalina Pérez Correa González, profesora de Leyes en CIDE, universidad en la Ciudad de México.
La resolución judicial de ayer apenas si se refirió al fondo sangriento de la guerra contra las drogas. En lugar de eso, el juez Arturo Zaldívar escribió un proyecto de 88 páginas basado en principios de los derechos humanos, argumentando que el estado reconoce la autonomía del individuo para involucrarse en actividades recreacionales que no dañen a otros.
Se cree que el número de usuarios de marihuana en México es pequeño. Una encuesta de 2011 sobre uso de drogas estimó que solamente dos por ciento de los mexicanos habían fumado marihuana el año anterior. Aunque esa cifra probablemente es baja, es un porcentaje aún menor que el 7.5 por ciento de gente en los Estados Unidos que dijo en una encuesta de 2013 que ha usado marihuana en el mes previo.
Si se permite a los mexicanos cultivar y consumir su propia marihuana, los usuarios casuales no tendrán que cometer un crimen para obtener la droga. Actualmente los usuarios de marihuana son vulnerables a la extorsión por parte de la policía y son encerrados por miles cada año bajo cargos de consumo y posesión.
\”Hay una enorme costo institucional y social por hacer cumplir las leyes contra la marihuana\”, dijo Pérez Correa, cuyas encuestas de prisiones estatales y federales sugieren que 60 por ciento de los presos sentenciados por crímenes de drogas son convictos en casos que involucran marihuana. \”¿Cuántos recurso están siendo usados para reducir esos crímenes de bajo impacto?\”.
Torres Landa, uno de los demandantes, lo pone de forma más franca: \”Queremos forzar al Congreso a perseguir a los secuestradores, asesinos, violadores y otros criminales\”.
El fallo de ayer fue la culminación de un esfuerzo para cambiar la ley por parte de cuatro miembros de un importante grupo anti crimen mexicano, México Unido contra la Delincuencia.
Torres Landa y Santacruz formaron un club canábico con otras dos personas, llamado Sociedad Mexicana de Autoconsumo Responsab
le y Tolerante (Smart).
El grupo solicitó una licencia de la agencia regulatoria de drogas en México, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), pero, como se esperaba, fue rechazada. Su apelación a esa decisión finalmente alcanzó la Suprema Corte.
\”Hemos estado tratando de luchar contra la ilegalidad, y los resultados fueron casi despreciables\”, dijo Torres Landa, quien dice que nunca ha probado la marihuana y que no pretende hacerlo. \”Hace cinco o seis años, preguntamos: ¿Por qué? La respuesta, como dicen los norteamericanos, estaba en el dinero\”.
Pero el fallo de ayer se aplica sólo a su petición. Para que la marihuana legal se vuelva una ley, los jueces de la Primera Sala deben decidir de la misma forma cinco veces, o bien, ocho de los once miembros de toda la Corte deben votar a favor.
Si las decisiones de la Corte continúan en esa dirección, estarán haciendo caso omiso de la opinión pública. Los mexicanos se oponen tanto a la legalización de la marihuana que un encuestador líder le dijo al grupo Smart que no se molestara con una encuesta, recuerda Santacruz, o que la limitara a gente joven.
El gobierno mexicano, legisladores y funcionarios de seguridad y salud se han pronunciado en contra de la legalización, tal como hizo la Iglesia Católica Romana. De hecho, las autoridades no han permitido siquiera el uso de marihuana medicinal.
Pero Santacruz está decidido a cambiar la mentalidad de las personas.
Invocando el fantasma del capo de las drogas más famoso de México, Joaquín Guzmán Loera, conocido como \’El Chapo\’, a Santacruz le gusta recordar a la gente: \”Una mala regulación es mejor que cualquier regulación que \’El Chapo\’ y los narcos puedan proveer\”.