Y de regalo de cumple: un cristalazo

 
 
 
((Título alternativo: Los raterillos maaás inteligentes de todo León, Guanajuato))
 

Durante los casi 31 años que viví en la Ciudad de México, sólo una vez me asaltaron. Y eso, nos tocó a todos: tenía 16 años, faltaba poco para Navidad, y no faltaron los rateros muertos de hambre que se subieron al microbús (los de Churubusco que llegan a Aeropuerto) justo cuando estaba la canción A day in the life, de Los Beatles. 


-Buenas noches, damas y caballeros -dijo el primero que se subió. Y tú así de cállenseee, ¡quiero escuchar la canción! -Esto es un asalto -sacó su pistola, que quién sabe si era de juguete o no-, denos todo lo que traigan.
 
Yo traía el reloj de mi primer novio oficial, porque antes tuve otro (otro novio, digo) llamado Ramón Alejandro que (ejem, ejem) en realidad fue imaginario. Creo que traía mis enormes patines, pero así de \’naaa, me hice la idiota y lo único que entregué fueron los aretes que, como toda mujer sabe, no costaban más de cincuenta pesos porque sólo la esposa de un político gasta más en algo que se rompe, se pierde… o te roban.
 
Y ya, pasó, Me quedé traumada durante años y chillaba cada que me tocaba escuchar esa canción, pero no más.
 
En los casi cuatro años que llevo viviendo en León, Guanajuato, han abierto nuestro carro dos veces. 
 
La primera fue como a los dos meses de haber llegado a esta ciudad: fuimos a El Bicho Billar (+ Bar + Pizzeria. \”El mejor billar de León!! Y ahora con área de bar!!\”, bla bla bla), ése que está en Torres Landa 4202, entre Pradera y San Pedro. Ya nos íbamos cuando decidimos que va, la estamos pasando taaan bien que vamos a quedarnos una segunda hora…
 
…y, casualmente, salimos del antrete cuando vimos que forzaron la puerta para robarse el estéreo. Sí, casualmente, porque ya habíamos ido dos o tres veces y nunca había sucedido nada, no, tuvo que ser justo cuando \”alguien\” del lugar vio que nos íbamos a quedar un rato más. Por supuesto que no regresamos ni por error.
 
La segunda ocasión fue… ayer. Apenas hace dos días que mi mamá y mi abuela se regresaron al DF, gracias a Dios, así que no les tocó. Héctor pasó por mí a la oficina y así de a ver, te invito a cenar unas \”hamburguesas locas\” ya que no te pude comprar nada por nuestro tercer aniversario de bodas, ¿va?
 
No sé si nos estaban cazando. Who cares. Había un montón de gente así que tardamos un buen. Regresamos al carro y, zas: cristalazo en la ventana de atrás para robarse mi mochila…
 
…pero, como quien dice, se fastidió o se fastidiaron el o los dichosos rateros: lo más valioso que traía era medio perfume Tommy Girl (original, por supuesto), la muñequera Wilson que me regaló de cumpleaños mi jefa, y mi cosmetiquera nueva con maquillaje. ¡Mi rimel nuevo Maybelline Illegal Length que costó 50 pesotes!!! Varios blocks con mis apuntes del periódico (seguramente a los cacos les interesa cómo hacer un \”juego de cabezas\” o cómo elegir la foto más noticiosa), un cuaderno con un montón de vocabulario nuevo en inglés que ya se me olvidó, dos pares de guantes, un libro deshojado de La Familia Burrón… ¿qué más???

…NADA MÁS. Cuando pasamos por el local de hamburguesas no había lugar enfrente, así que mi esposo lo dejó en otra calle y así como que lo presentí. Se supone que quienes leemos el Tarot no somos muy objetivos cuando se trata de algo relacionado con uno mismo, pero en verdad que lo presentí: le dije a Héctor que bajaría mi mochila pero dijo que no, que León es muuuy seguro (León también solía ser muuuy limpio hasta que pasó no sé qué con la licitación de la basura, y Gobierno municipal decidió dejar que toneladas de bolsas se pudrieran durante semanas en las calurosas calles) y no pasaba nada. Insistí y tuve la SUERTE de dejar mis lentes de leer (que aún no termino de pagar) en la guantera, de bajarme el celular qwerty que es tan viejo que no acepta Whatsapp, y por supuesto la cartera que me regaló de cumple mi esposo, con 450 pesos en efectivo (lo del pago de los anteojos), mi tarjeta de nómina, otra tarjeta de vales de despensa y una estampa de San Martín Caballero que apenas ayer metí.
 
Así que los !#%\”$%/$%&/ ladrones hijos del sushi con queso alcanzaron a ver mi mochila (la mochila que me regalaron con esta laptop… JAJAJA, no creían que iban a encontrar una compu, ¿o sí???) abajo de los veinte kilos de periódico que me traigo de la chamba, le dieron un cristalazo a mi carro para llevársela y se largaron DEJANDO NUESTRO ESTÉREO.
 
¡Bravo, raterillos! ¡BRAVO!!!
 
Vaya que fue una suerte bajarme la cartera nueva: en mi trabajo anterior tenía cientos de horas muertas en lo que entragaba una plana y los diseñadores la hacían, así que en una de esas salí a dar una vuelta al Centro Histórico con mi esposo y de regreso, como siempre, ya la había perdido aunque sin un peso dentro. Y así también perdí mi cosmetiquera anterior, motivo por el cual ahora traía que los labiales y el brillo y el espejo en una bolsa de la mochila y procuraba dejar el rimel en casa porque además se seca de volada; pero como decidí ser \”más ordenada con  mi vida\” justo ayer compré una caja de equis producto femenino (ah sí, por supuesto: como buena mujer traía al menos tres en la mochila por si acaso… ya les servirán a los carteristas para detener la hemorragia ahora que les den un balazo) con un cosmetiquera de plástico de regalo. Igual, fue una gran fortuna que precisamente ayer pasé las tarjetas y el efectivo a la cartera nueva, porque traía todo suelto en una bolsita de la mochila.
Hace rato me estaba acordando de que en otra bolsa traía tres bolígrafos (espero que se les chorreen en su linda jeta, jeje) y una memoria USB vieja y seguramente viruleada donde viene mi respaldo de textos de la Escuela de Escritores de SOGEM Coyoacán… así de UUUPPPS: si el o los idiotas sabe(n) leer y usar una memoria USB, verán mis archivos con mi nombre y lalala. Pero… ¿qué van a hacer?, ¿mandar mis textos a una revista cultural como si fueran propios?, ¿extorsionarme por una pelotita para túnel carpiano???
 
Conclusión: QUE LES APROVECHE. A nosotros nos saldrá más caro el caldo porque hay que pagar por la nueva ventana del auto, pero para eso trabajamos, no como ustedes. Ahí tienen tooodo mi maquillaje, si les pego una infección ni se quejen (jojo). Igual pueden vender lo que queda del Tommy Girl para comprarse su mona, su thinner o su cemento u lo que sea que prefieran para embotar su cerebro.
 
Claro que debo ser más caritativa: qué tal y quien nos hizo esta !#%\”#dera fue porque necesitaba dinero para medicinas (¿no sé si ya el Gobierno paga las que no hay en hospitales?, ¿sirvió de algo esa iniciativa del partido del ecológico Niño Transa?). Nos contaban nuestros ex vecinos que en una ocasión les abrieron el carro y se llevaron la pañalera de su nena con todo y biberones, y ahí andaban casi de madrugada consiguiendo qué darle de comer al bebé. ¡Por Dios!
 
Pero es verdad que esto pasa no sólo en México sino en cualquier otra parte: en todos los países del mundo hay ladrones de cuello blanco y políticos, y raterillos insignificantes como los que ayer nos tocaron. Igual podría ser que si no tuviéramos que pagar pensiones vitalicias a ex presidentes (cuando menos nos ahorramos las de los magistrados del TRIFE… por ahora), si no tuviéramos que pagar las fiestas que senadores y diputados hacen a sus esposas en pleno Congreso, ¿acaso ya terminamos de pagar el Fobaproa y el rescate carretero?, ¿la deuda externa?, ¿tesobonos, deudas de gobiernos locales salientes, etcétera y demás???
 
Bla bla bla. Como sea, hoy es otro día y pues hay que apurarse para irme a trabajar de sándwich y así seguir mantiendo a los parásitos de abajo que serán explotados por los bandidos de arriba. Cada quien cumple el papel que le tocó en esta vida: los políticos mienten y se autorregalan bonos millonarios, los ex presidentes roban partidas secretas sin que les toquen ni un pelo de su calva cabeza, empresarios se quedan en Nueva York pidiendo asilo político para que no los extraditen, Elba Esther Gordillo sigue usando sus lentes Chanel en la cárcel… y los atracadores anónimos delinquen el tiempo que puedan antes de que se los cargue la Policía, Dios o el mismísimo karma.

Así que: si leer el futuro en las cartas me da algún tipo de \”superpoderes\”, decreto que a quien haya robado mi mochila le pasen el triple de tonterías (y todas malas) que a mí. Si me han de robar algo, ¡pues que se roben lo poco que me queda de mala suerte!

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