Aquí finaliza este 2012. El “año que viene”, como dijo o más bien escribió Joaquín Salvador Lavado en voz de Mafalda, será el comienzo de unas “vacas gordas” que ojalá duren más de siete años… ¡si ya nos salvamos del dizque Apocalipsis maya!
Escribo esta última columna del año justo el día 31 de diciembre, tempranito para beber un cappuccino sin remordimiento, al fin que esta noche habrá fiesta con la familia y podré desvelarme a gusto. En cuanto termine de redactar y de corregir este texto, me lanzo corriendito al cibercafé de la esquina antes que lo cierren. Enviaré el archivo adjunto a Benjamín Cordero, a quien deseo agradecer públicamente por creer en mis letras (también agradezco al columnista Uriel Durán por aquella “casualidad tuitera” y por su confianza). Hoy me encuentro aquí, ideando las últimas cuartillas de Word para los amigos de antaño y los nuevos lectores que aún se preguntan quién se supone que soy…
En 2010, pasé las primeras fiestas en compañía de Héctor Juárez Lorencilla, mi “novio” en aquel entonces (ya sé: ¡tan grandota y de manita sudada!). No lo dije en mi relato sobre Navidad, pero en algún momento mi hoy suegro platicó con mi mamá y mi abuela. Al calor de las copas, surgió una frase célebre:
-¿Mi hijo se va a casar con su hija? Si no se casan, ¡que se manden a la goma!
… y como usté ya se habrá dado cuenta, lector-lectora querido, “el hijo y la hija” sí se casaron en mayo de 2011, no se “mandaron a la goma”… ¡y esperemos que nunca lo hagan! (en caso contrario, ya sabemos a quién reclamarle, jaja).
Estos últimos días de diciembre, los pasamos acá en el Distrito Federal. Primero debimos esperar a que terminaran las clases en la secundaria de San Francisco del Rincón que Héctor dirige, y en la primaria donde su servidora da clases de Español, Matemáticas y Arte. El domingo 23, hicimos maletas y llegamos de nochecita a la Central de Autobuses del Norte de la ciudad de México. La víspera de Navidad, la pasamos solitos los cuatro (Héctor, doña Blanca, doña Lupe y sho) en el departamento que recién adquirió mi jefa y que, por azares del destino, está a cuadras de donde trabajé hace ya diez años en Servicio Postal Mexicano (rebautizado como “Correos de México” por Purificación Carpinteyro, exjefa de mi mami), a minutos de la universidad chaqueta que dejé por sus “Megafraudes Ejecutivos”, a unas calles del antro donde me divertí muchísimos fines de semana.
Ahora que vengo en plan turista, encuentro que mi ciudad natal está más hermosa que nunca; para pruebas, visiten las fotos que recién subí a todomepasa.com. Cuando vivía aquí, me quejaba del tráfico; en León, me quejo del exceso de tranquilidad (sin contar a los vecinos trailerreguetoneros, la musiquita mañanera de los camiones del gas, los vendedores ambulantes que se cuelgan del timbre para ofrecer chucherías)… De verdad que sí, estoy orgullosa de haber nacido chilanga; no me imagino mi niñez sin la emoción de viajar de la estación Hidalgo a la de Viaducto cuando creía que el metro era algo así como una montaña rusa.
Aquí crecí con mi familia materna, la cual hoy se reduce a contadas personas, pues, por una u otra causa, casi todos agarraron sus cosas para hacer su vida en California, Las Vegas, Querétaro o Naucalpan, y con la mayor parte de ellos el contacto no se reanudó. “Haiga sido como haiga sido”, desde aquí envío un abrazo a todas las personas que hicieron que mi niñez fuera grata, incluso a quienes no me bajaron de oveja negra o que juraron que yo jamás haría nada.
Si me preguntan: “¿Extrañas vivir en el DF?”, diré simple y sencillamente que NOOOO, ¡para nada! La vida en provincia es rica, tranquila, con menos gripas por causa de la contaminación, sin acelere. Las primeras tres noches aquí saludé a mi vieja diosa Insomnia porque nomás estaba pensando que tenía que ver a tal amiga para leerle el tarot, que si mi Ana Madrina y mis primas Paola y Mariana iban a estar disponibles o ya tendrían sus planes hechos (no pudimos coincidir para vernos en persona… lo bueno que nos leemos vía redes sociales. ¡Las quiero mucho, enanas!), que si el sábado 29 quedé para salir con tres amigos que me plantaron y que a fin de cuentas importa un pepino, pues mejor invité a Héctor a cenar a uno de mis bares favoritos (aunque ya saben que “todo me pasa” a mí: quitaron la música por culpa de una aburridísima pelea de full-contact. ¡Se supone que fui ahí porque quería bailar!).
Y esta noche cerraré con broche de oro: ya les platicaré todo el rollo, pero por lo pronto estoy feliz porque mi superocupadísimo primo, el chef Omar Montalvo Montaño (recién nombrado chef principal del restaurante El Lago… ¡felicidades, hermanito!), nos invitó a cenar a su casa y al fin podré ver de nuevo a mi sobrina Alethia Iraís, quien ya tiene dos años de edad y dicen que habla como perico.
Imposible resumir “en pocas palabras” trescientos sesenta y seis días, por aquello del año bisiesto. La astróloga y maestra tarotista Kala Ruiz, “la Mera Mera”, escribió en el horóscopo de Tauro que debo agradecer en voz alta por todas las bendiciones de este 2012 que termina hoy hoy hoooy:
*Estoy sana. Amo, soy amada, y gracias a Héctor Juárez Lorencilla he aprendido a valorarme como mujer y ser humano que merece puras cosas buenas. Hoy por hoy soy lo máximo, jajaja, ¡y “me 109cita”!
*Mi esposo está juerte y sano, tenemos trabajo, en casa no falta el pan diario y siguen en pie nuestros planes de fabricar un Hectorito y una Jessiquita (o dos Hectoritos o dos Jessiquitas… si se puede que lleguen juntos, ¡mejor!).
*Mi mamá sigue adelante, trabajándole duro para hacerse de sus cosas. Estoy orgullosa de ser hija de la mujer más honesta, chambeadora y anticonformista. Si se llevan a cabo los planes de casarme también por la Iglesia, será Blanca Montaño Romo, nadie más, quien me entregue en el altar, pues ella es mi madre y mi padre, mi ejemplo a seguir y la única verdadera amiga que me jaló las orejas cuando hizo falta y que me ha apoyado sin condición alguna.
Querida Mother-Should-Know: ¡aaash, ya se me puso el “ojo Remi”! Pero debes saber, por si no lo has escuchado suficientes veces, que eres la mejor madre que pude tener. Aunque la mitad de mi adolescencia la pasamos del chongo, aunque de vez en cuando peleamos ahora vía messenger, jajaja, pero eres lo mejor que este mundo me ha dado. Mi propósito para 2013 es trabajar tan duro como tú has hecho desde que nací para darme lo que hemos tenido, que habrá sido mucho o muy poco, pero que nos ganamos sin pedirle a terceros y sin quitar nada a nadie. Ojalá algún día
, cuando alguien te hable de mí, sonrías diciendo: “¡Esa es mi hija!”.
Doña Lupe ya tiene ochenta y un años, y algunos cuantos achaques que sobrelleva con la fortaleza que la caracteriza. Mi abuela es y seguirá siendo la mujer más fuerte que existe, la que no hace mucho superó la amenaza de cáncer de esófago. Agradezco a Dios porque mi abuela jamás se da por vencida.
*La Perruchis que ya tiene diez años y vive aquí. El Domi me espera en casita.
*Retomé la literatura en mi faceta de cronista con el pie derecho: una columna sobre mi fabulosa vida que publica martes y viernes EL HERALDO del Bajío.
No sé si el fin último del escritor sea publicar muchos libros, tener premios y harto prestigio, o escribir poco, pero que tus palabras lleguen a quien puedan servirle… Para mí, lo que cuenta es que me encanta lo que hago, y que mi prioridad es ser feliz en todos los sentidos. En la Escuela de Escritores, me vendieron que hay que elegir entre la vida personal y la profesional, pues no te puede ir bien en todo (¿afortunada en el juego, desafortunada en el amor?, ¡no lo creo!), que hay que sacrificar el tiempo con quienes amas para estar inventando las vidas de personajes que sólo existen en tu imaginación… ¿en serio?, ¡pues no!
Me despido de este año sabiendo que mañana estaremos “de regreso al tablero de dibujo”, como dijo Jim Davis en voz del gato Garfield. Cada año tenemos la oportunidad de recapitular, de idear nuevos planes aunque cumplamos pocos, de hacer un recuento y saber que estamos con quienes debemos, que dejamos atrás lo que no nos hacía falta. A las personas que hoy no están, hay que agradecerles por los días compartidos y desearles lo mejor, pues si se fueron es porque sobran en nuestro camino. Dicen que uno no obtiene lo que quiere sino lo que necesita, y hoy día no necesito nada más que no sea decir GRACIAS.
Porque 2013 sea el comienzo de la era de Acuario… ¡nooo! Ya en serio:
Porque 2013 sea el mejor “año que viene”.
(antes Jéssica de la Portilla Montaño, “Gina Halliwell”)
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