Tanto por decir, poco por reprochar y sí mucho que agradecer…
Ya casi un año casados. Aprendimos a convivir como marido y mujer.
El 6 de mayo de 2011 unimos nuestras vidas por un solo motivo: amor (qué \”domingos siete\” ni qué \”sorpresitas\”, ja ja).
Un solo motivo: amor de verdad que sobrevivió casi dos décadas.
Reaparecí en tu vida por causalidad: una conferencia perdida te hizo googlearte en internet para encontrar nada menos que la página de una tal Gina Halliwell, la Niña TodoMePasa…
¡…y vaya que TODO ME PASA! Yo venía a visitarte por tres días, y ya no pude regresar. Luego de trece años sin vernos, ya no quise dejarte otra vez. No. Nunca más.
Y tras sólo nueve meses de noviazgo decidimos casarnos, porque así fue escrito hace ya diecinueve años en el diario de una escuincla que soñaba con su profesor de Civismo del Colegio Simón Bolívar…
Y hoy, a dos días de cumplir 366 (por el año bisiesto) de risas, peleas, estudios, cosquillas y algunos kilogramos extra -la pura buena vida jaja-, no me queda más que decirte:
GRACIAS.
Gracias por permitirme ser quien hoy escribe tu historia, NUESTRA historia (¿acaso existe otra novela más importante por escribir que la nuestra?). Porque fuiste mi primera ilusión, el culpable de que hoy sea quien soy. Has dado cauce al río de letras que antes me ahogaba, desapareciste mi usual histeria, y aquella \”eterna depresión\” nunca existió comparada con los planes de ser pronto padres de un Hectorito y de una Jessiquita =)
Hace veinte años no podía, pero hoy debo decírtelo para que nunca olvides y jamás dudes que es verdad:
Te amo, Héctor Juárez Lorencilla. Fuiste mi primer amor y resultaste ser el verdadero, el único, my happy ending…