Mamá: Ya nací. El aire comienza a llenar mis pulmones.
Un cuchillo traspasó tu vientre. Alguien tomó mis tobillos y lloré por primera vez. El calor de tus brazos me confortó.
Adentro de ti estaba sola. Tu voz y tu latir fueron mi única compañía en un mar amniótico que me salvó cuando caíste por las escaleras. El médico dijo que por eso llegué sentada. Ahora me crees perezosa porque nací poco antes de medio día…
Nadie me preguntó si quería vivir pero, mírame: aquí estoy. La enfermera me limpia y se aleja, me quedo sobre tu vientre y sueño que soy un bebé, tu bebé, un trocito de óvulo que fue parte de ti y que lo será siempre.