Tú y yo

Tú y yo

Tú y yo

En el primer recuerdo de mi vida estás tú. Somos tú y yo, como siempre.

Estaba en el patio de mi Kínder Happy, donde cursé el primer año de preescolar. Imagino que era la hora del recreo cuando te vi llegar. “¡Abue Lupe!”, grité corriendo hacia ti para abrazarte. Cuando vi que te ibas, te pedí que me llevaras contigo. Y me quedé ahí, llorando por mi abuela en el patio del kínder a mis 3 o 4 años de edad.

No recuerdo cuando por fin regresaste por mí para llevarme a la casa. Porque eras tú quien me llevaba y traía por media Ciudad de México, entonces conocida como Distrito Federal.

Me despertabas temprano para que desayunara Fruti Lupis o licuado de fruta, huevito revuelto o pan francés. Le ponías un huevo crudo al licuado, y jamás nos enfermamos de salmonella ni de ninguna otra cosa.

Luego me peinabas.

Tenía el cabello lacio y hasta la cintura, hasta que aparecieron las chicas del grupo Flans y quise cortarme el cabello como el de Ilse.

Salíamos del edificio para tomar el camión de Ruta 100 en la esquina de Robles Domínguez y Calzada de Guadalupe. Nos tocó ver cómo remodelaron la avenida para dar la bienvenida al Papa Juan Pablo II.

Me dejabas en la puerta del Colegio Las Rosas y volvías sola al departamento. Ibas por mí a la hora de la salida, y al llegar ya estaba lista la comida: sopa o caldito y algún guisado, con agua de fruta, casi siempre de limón.

A veces mi mamá llegaba de la oficina para comer con nosotras. Pero la mayor parte del tiempo éramos tú y yo el resto del día.

Conforme crecí pude cruzar sola la calle para pasar el rato con mi madrina Ana. O con mis vecinos Carlos y Juanita, que vivían a dos puertas en nuestro piso.

Durante una época pasamos todas las tardes entre semana en Lindavista, con mi tía Teresa y mis primos hermanos Omar e Iram.

También fuimos tú y yo de verano en Monterrey cuando los Montalvo Montaño se mudaron allá.

Viajamos solas en tren. Robé muchos sobres de sustituto de crema para café Lautrec, para comerlos como dulces (aún me encantan).

De Monterrey recuerdo murciélagos y el Cerro del la Silla, las tiendas Super 7, los raspados de chile piquín y salsa Valentina, el canal Disney en inglés, y alguna niña que dijo llamarse Candy. A las 7 de la noche mi primo Omar y yo peleábamos por el control de la tele: o veíamos su Tom y Jerry, o llorábamos con mi Candy Candy. Pero quien más lloraba era Iram cada vez que el salvaje de Omar le caía encima para hacerle “la plancha”.

Después apareció mi primo Yared. No recuerdo que lo torturáramos tanto como a Iram. Mi tía Tere hacía a mano los adornos de Navidad y decoraciones de cumpleaños. Cocinaba muy rico, excepto por la horrorosa sopa de cebolla que no sé como logré comer porque enfrente estaba mi tío Miguel.

Mi tío Miguel fue como mi papá.

Su familia, los Montalvo, fue la familia paterna que me adoptó y que hubiera soñado tener. Mi tío tenía mancuernas para ejercicio, montones de libros y una gran colección de revistas Muy Interesante. Alguna vez tuvo la paciencia de sentarse conmigo y el librote de Física para explicarme tensiones, ángulos Fx y Fy, la dirección del vector de la torca, y todas esas cosas extrañas que solo comprende un Ingeniero arquitecto como él.

Para sexto de primaria, mi mamá se hizo cargo de llevarme en carro porque el nuevo plantel del Colegio Las Rosas quedaba pasando Zacatenco. En primero de secundaria empecé a irme de pinta, dando vueltas por todas las estaciones del Metro. Cuando me cacharon, procuré que seguido se me hiciera tarde para que me cerraran el zaguán del colegio en la cara. Llegaba a casa y estabas tú cocinando, limpiando, tal vez bebiendo tu café con leche Boreal y comiendo pan dulce Bimbo o bolillo con nata.

Para entonces ya había enloquecido.

Ni una sola de mis psicólogas o tutoras escolares, tan brutas ellas, supo identificar una depresión adolescente por de traumas de infancia. Tú y yo seguimos juntas, peleando por tonterías. Pero juntas.
Después vinieron problemas más graves. Pero siempre seguimos unidas, lo cual debo agradecer.

Ya vivíamos en Taxqueña cuando fuiste al Seguro Social y la estúpida doctora te dijo, estando tú sola, que tenías cáncer de esófago. Maldita bruta. Mamá y yo lloramos, pero tú dijiste que ibas a tomar los tratamientos que te correspondieran. Al final no fue cáncer sino Esófago de Barret. Nadie supo exactamente qué sucedió cuando una amiga cubana santera se encerró contigo y una vela negra. Tras un tratamiento experimental de ligadura de esófago, no solo se te cayó el tejido malo sino que desarrollaste tejido nuevo a tus setenta y tantos años de edad. Los médicos dijeron que había sido un milagro.

No fue el único milagro que tú y yo vivimos. El más notable fue cuando nació mi hija por cesárea de emergencia luego de 23 horas de parto que casi me mandan con Michael Jackson. Hace cuatro semanas llegaste a vivir con nosotras. Ojalá hubieran sido al menos cuatro años, o siete, para que mi hija te conozca como yo te conozco y para que bisabuela y bisnieta se disfruten mutuamente hasta que Dios decida que es hora de despedirse.

Parque Jurásico y yo

Parque Jurásico y yo

Parque Jurásico y yo

En estos días es el estreno mundial de Jurassic World Dominion, fin de la saga de Parque Jurásico.

Pero, por algún extraño motivo, Laura Dern (Dra. Ellie Sattler) y mi amorcito Sam Neill (Dr. Alan Grant) discuten un tema totalmente inapropiado como parte de su promoción con la prensa:

Lo “inapropiado” de su diferencia de edades al rodar Jurassic Park, la primera de las seis películas.

O sea: ¿Eso qué???

No hay que conocerme muy a fondo para saber que Parque Jurásico fue mi primera película favorita.

Ok ok: Antes fue Alicia en el país de las maravillas, la cual vi (según yo) siete veces seguidas gracias a la permanencia voluntaria de los gigantescos cines individuales de los años 80.

Después vinieron El club de la pelea, Amélie, The Inception… Pero Parque Jurásico es todo un capítulo en mi limitada autobiografía.

Parque Jurásico aniversario
Parque Jurásico aniversario

Si mal no recuerdo, fuimos a verla una noche cualquiera en los Multicinemas de Plaza Universidad en Ciudad de México. Mi mamá, mi tía adoptiva Mariné, mi hermana adoptiva Aracely que estaba de vacaciones en el otrora Distrito Federal. Y yo, pobre escuincla bastante babosa en ese entonces.

En el verano de1993 se estrenó Parque Jurásico. Yo tenía 14 años.

Llegamos al cine sin la menor idea de a qué nos enfrentábamos. Salimos de la sala con taquicardia, jajajaja. Eje 8 Popocatépetl estaba vacío, y yo miraba a todas partes por si no aparecía un tiranosaurio para comernos.

“¿Se imaginan si la clonación pudiera ser real?”. Y tan tan: luego apareció Dolly. Ahora, hasta los perros clonados de Barbra Streisand. Y así.

Aún recuerdo el mayúsculo grito colectivo del cine cuando el velocirraptor casi muerde la pierna de Lexi Murphy.

Ya hasta me dieron ganas de llorar ante el impacto que el fenómeno Parque Jurásico significó en mi entonces suicida y deprimente vida.

No sabíamos de la existencia de internet.

Pero con mis 3 nuevos pesos de domingo (o del cambio robado de las tortillas) empecé a comprar las tarjetas de colección de Topps. Mismas que fueron destrozadas en algún castigo materno por irme de pinta u otro pecado baboso.

También compraba las paletas, los chicles y cualquier cosa de Parque Jurásico nada más que para coleccionar las envolturas. Hice un cuaderno con recortes de Parque Jurásico, Gloria Trevi, Beverly Hills 90210 y Johnny Depp, entre otras obsesiones de mi adolescencia. Aún conservo los cómics originales en inglés. El libro Así se hizo Jurassic Park. Y el casete con el soundtrack de John Williams.

Así se hizo Parque Jurásico
Así se hizo Parque Jurásico

Y, por supuesto, la novela de Michael Crichton.

Los Reyes Magos me la trajeron cuando iba en cuarto de preparatoria. Devoré el librote en unos días.

Compré la película formato Vhs en preventa en Sanborns. Y me obsequiaron colores de madera con el triceratops enfermo como portada de la cajita, jajaja.

El epítome de mi obsesión fue nombrar Sam Neill a mi querido diario, mismo que dejé de escribir por allá de 2007.

Gracias a las redes sociales, hoy puedo seguir a Sam Neill en Instagram y Twitter. Saber de la vida en su granja, en la vitivinícola Two Paddocks, sus nietos, proyectos cinematográficos.

Es por ello, y por muchas cuestiones más, que me pareció tan pero tan inapropiado el comentario sobre…

“…lo inapropiado de la diferencia de edades entre Alan Grant y Ellie Sattler”…

Pero eso ya lo desglosaré en mi siguiente entrada de este blog. Lo bueno es que ya pagué cuatro años de hospedaje y uno más de dominio de TodoMePasa, lo cual me obliga a escribir aquí por lo menos una vez a la semana

El 2 de junio de 2022 tendremos nuestra fiesta de TodoMePasa Quinceañera. Sí: ya quince años blogueando aquí….

Eclipse total de cumpleaños

Eclipse total de luna de sangre en México

Eclipse total de cumpleaños

Reviso las noticias de Google diario, varias veces. Por eso siempre estoy bien informada sobre la última tarugada, como la dieta de Kim Kardashian y en qué va el juicio de Johnny Depp. Sí, es una forma de procrastinación, cuando menos un poquito más sana que los videojuegos que abandoné hace un rato.
Además de los horóscopos de Fulane y Mengane, me salen noticias sobre eventos astronómicos. Que si la luna de gusano, la luna de chicle de menta y canela y coral, etc. Y los eclipses, que se ven en todas partes excepto aquí.

Por eso ya ni revisé los artículos sobre el eclipse total de luna de sangre. ¿Para qué, si nunca se ven en León? Pero gran sorpresa me llevé la noche del domingo 15 de mayo, cuando me asomé al balcón mientras mi hija veía por enésima vez la película de los Trolls:
La luna llena, ni tan llena por la sombra que comenzaba a cubrirla. Entré corriendo para decirles a Héctor y Arancita. ¡Un eclipse total!
Y me quedé afuera, en el polvoso sillón que sacamos porque no hay dónde ponerlo, pero mi esposo el acumulador se niega a deshacerse de él.
Una hora después, la luna estaba totalmente cubierta por la sombra de la Tierra. Era un disco rojo que sí, tal cual: parecía sangre.
Nunca había visto algo así. Y me sentí bendecida de disfrutar algo único, un eclipse total de luna dos días antes de mi cumpleaños 43.
Me recordó lo afortunada que soy. ¿Qué tiene de malo vivir de forma cómoda y privilegiada? Porque el mayor privilegio es estar viva. Tener un techo. Poder comprar comida.
Me da tanta risa cada que un “pompo” (prospecto de cliente que solo hace perder el tiempo) se queja de que es pobre, y por eso quiere su lectura de Tarot gratis, jajaja.
¿Eres pobre? ¡No me digas! ¿Acaso me estás escribiendo gracias al internet gratuito de una computadora del albergue donde duermes cada noche?
¿No?
Ah, bueno: entonces no seas ridículo. Porque pobre no eres. Seguramente el teléfono del que me escribes es tuyo, y bien que tienes para pagar tus datos o tu wifi.
¿…Pobre de espíritu? Eso sí ni te lo discuto, jajajaja.
Claro que es un privilegio tener un hogar y una familia con la cual compartir un eclipse total. México podrá ser mil cosas, pero al menos no estamos en guerra. Habrá cientos de miles de desaparecidos, pero ningún país nos está bombardeando. Estará cara la gasolina, pero no hay escasez de leche de fórmula para bebés, como en Estados Unidos.
Podría enumerar cada una de las bendiciones en mi vida, pero prefiero disfrutarlas en vez de presumirlas. Yo solo sé que mis mejores años han sido estos últimos doce. Y de la llegada de Aranza hace ocho, mejor ni hablamos.
No cambiaría lo que tengo por cumplir mis sueños banales de antaño.
Si tuviera que elegir de nuevo, lo haría tal cual. Incluso mis peores errores fueron experiencias que al final me condujeron aquí. Igual no me desviaron del camino, solo me retrasaron un poco, aunque en realidad llegué justo a tiempo. No sé si existe el destino, o si la vida es una caja de bombones… Yo pienso que sí existe, porque ¿cuántas posibilidades había de que el verdadero hombre de mi vida fuera también mi primer amor?

La dieta de Kim Kardashian para la Met Gala

La dieta de Kim Kardashian para la Met Gala: camino al bufete de carbohidratos

La dieta de Kim Kardashian para la Met Gala

Hoy cumplo 11 años casada con mi novio Héctor Juárez. Porque también celebramos nuestro aniversario de novios, que coincide con mi mudanza a León. Y celebramos el día del padre, día de la madre, día del maestro, día del escritor, día del abogado… Pues hay un día para todo, ¿cierto?
La verdad es que cuando leí sobre la dieta de Kim Kardashian para la Met Gala, dije: Voy a hacerla para ahora que sea mi fiesta de cumpleaños. Cuarenta y tres primaveras, y las mejores han sido desde el 27 de agosto de 2010. Desde noviembre del año pasado mi mamá me regaló la app de Centr, para verme como el Chris Hemsworth. O de perdis como Natalie Portman, la próxima Thor con brazotes que ya no se supo si son reales o no.
No buscaba lo de la dieta de Kim Kardashian, pero uno que abre Google y salen noticias de todo tipo y pues bueno: Voy al día con el caso Debanhi, con el juicio de Johnny Depp contra Amber Heard, con Elon Musk que si compra o no Twitter, etc. Pero lo de la dieta de Kim Kardashian me llamó la atención porque dijo haber bajado 16 libras (7.25 kilogramos) en 3 semanas.

Los nutriólogos te recomiendan bajar un kilo a la semana para no descompensarte y el efecto rebote. Así que bajar el doble, a su edad y luego de tres embarazos, sí es un montón. Supondremos que es verdad que solo tenía tres semanas para meterse en el vestido de “Happy birthday, President” de Marilyn Monroe, así que no tuvo tiempo de hacerse una liposucción. O un balón gástrico. O una manga gástrica. Unos masajes reductivos con Bamitol, sí. Ja jajaj.

¿Cuál es la famosa dieta de Kim Kardashian?

No dio grandes detalles, solo dijo grosso modo: Cero carbohidratos y cero azúcar. Únicamente vegetales y proteínas limpias. Traje de sauna y ejercicio cardio (correr en cinta)…

La dieta de Kim Kardashian para la Met Gala: cortar carbohidratos….


Por supuesto, media humanidad se le ha ido a la yugular. Que el “body positive” y no sé qué. Y sí: es una de las mujeres más influyentes del mundo, o de plano es la mujer más influyente del mundo. Por supuesto que millones de jovencitas pueden caer en manos de un trastorno alimenticio. Pero ahí es donde entran los super papás, para vigilar lo que sus hijas consumen. Tanto en cuestión noticias como en cuestión comida.

La dieta de Linda Hamilton

Hace unas semanas pasaron Terminator 2 en la tele (mi mente está libre de Netflix y de cualquier otro servicio a la carta). Googleé “brazos de Linda Hamilton”, y zas: ella dejó de comer carbohidratos durante año y medio. E hizo pesas.
Kim Kardashian dejó de comer carbohidratos durante tres semanas, y ha recibido cantidad de odio.
No creo que hayan atacado tanto a Linda Hamilton cuando reveló su secreto. Tal vez porque internet aún no era de uso masivo en aquel entonces.
Linda Hamilton no dice (o no he buscado si dijo) algo sobre consumir grasas. Kim Kardashian las evitó.
Básicamente las dos hicieron una versión de la dieta Atkins, que limita los carbohidratos (18 a 22 gramos al día).
Yo pues, obviamenteee, iba a hacer mi propia versión de estas dietas pero con los menúes alimenticios de Centr. Sin embargo, hoy es mi aniversario de bodas así que ayer fuimos a un bufete asiático.
Y comí tres tipos de sushi distintos. ¿Comí? ¡Tragué! Rollitos primavera, mismos que intenté hacer en casa y resultaron ser un epic fail. Pollo frito empanizado. Costillas. Alitas rebosantes de grasa. No comí verduras porque no había, jajaja. Pero rematé con chispas de chocolate y jarabe Hersheys. Eso sí: mi Pepsi light, porque no había Coca-Cola.

¿Me importa más verme bien a corto plazo, o sentirme bien por el resto de mi vida?

Sí: me puse a hacer ejercicio y sigo un régimen alimenticio, aunque no he bajado gran cosa porque mi hija sigue comiendo pizza, nos encantan los Chilenaso’s (churrascos y completos) y unas hamburguesotas llamadas Pipiolos. El sobrepeso me tiene sin cuidado excepto por el dolor de espalda y de rodilla, pero el ejercicio ayuda muchísimo. Si mi índice de masa corporal jamás vuelve a rondar los 20, no me importa. Desde que me mudé con mi esposo he sido más gorda que flaca, y jamás había sido tan feliz.
Aunque ya no me quede la ropa, buah.
Y mucho menos un vestido de 80 millones de dólares.
Yo por eso ya tengo lo que estrenaré en mi fiesta de cumpleaños, ahora que según “se acabó la pandemia”:
Una playera original de Jurassic Park. El logotipo de la primera película, con mi otro amorcito Sam Neill.
Ah sí: pero no sé quién dice que no hay que usar estampados después de los 30.
Y Carolina Herrera dice que hay que cortarse el cabello a los 40. No usar falda. Y no sé qué.
Pero pues… ¿A quién le importa???

Elon Musk, Twitter y TodoMePasa…

Elon Musk compró Twitter, no TodoMePasa

Antes de TodoMePasa.com, me la pasaba del tingo al tango.
De un dominio a otro.
Tuve ginahalliwell punto com, jessicadelaportilla punto com, los Spaces de MSN que ni recuerdo cuáles ni cuántos eran (uno se llamaba Ilusorio Mundo Real) y tampoco supe cuándo los migraron a WordPress. Lamentablemente tenías que dar tu autorización.
Aun después de haber adquirido TodoMePasa. tuve la grandiosa idea de mudarme al punto net. Ni me acuerdo para qué.
Luego regresé a TodoMePasa, pero desde Blogger / Blogspot. Jamás pude subir el respaldo de SQL, jaja.
Desde que regresé a WordPress, me mudé de Godaddy a Hostgator, y ahora, justo ayer, acabo de comprar en Hostinger.
La verdad es que Elon Musk fue mi inspiración. Si él fue capaz de conseguir cuarenta y tantos mil millones de dólares para comprar UNA página llamada Twitter
…¿por qué yo no iba a invertir poco menos de mil pesos en un hospedaje decente para mi blog que está por cumplir XV años en línea???
Obvio que no, jajaja. Elon Musk no es inspiración para nadie, tal vez para los alienígenas.
Mi verdadera inspiración fue hoy, que tomé terapia de grupo por Zoom, y se tocó el tema de la procrastinación.
Como sabía que Hostgator vencía en abril, intenté de todas las formas posibles volver a migrar a Blogger. No lo logré. Ya no existen las herramientas que convierten formatos. Así que saqué un wordpress gratuito, se llamaba TodomepasaNúmeroNúmeroNúmero (ni recuerdo el número, era más largo que mi teléfono celular) punto wordpress punto com. Subí todo mi respaldo desde 2012, y me olvidé.
Al fin que ya casi no escribo aquí.
Y al fin que ya casi no escribo en ninguna parte…
Tengo una laptop que me prestaron, pero es tan mala tan mala que tuve que mandarme el archivo de respaldo por WhatsApp para subirlo desde mi teléfono. Así, tal cual. Ya casi no escribo a mano, y mucho menos dándole a las teclas hasta sangrar de nuevo mi túnel carpiano.
Pero hace unos días mi esposo me compró una libreta muy bonita.
Revivir el Querido Diario, ¿por qué no?
Y lo primero que escribí es que “no necesito terapia”…
JAJAJAJ…
Por Dios, ¿pero quién NO necesita terapia hoy día, que ni siquiera sabemos si el coronavirus aún es pandemia, o no?
Así que aquí estaré. Oootra vez. Y mejor aprovecharlo: los siguientes cuatro años de hospedaje ya los pagué.
Si Elon Musk puede, ¿por qué yo no?
Además, yo pagué al contado. No como él, maldito pobretón. Ni para pagarle el hotel a Amber Heard tuvo, así que le dio su corazón en la cama defecada de mi vida el Johnny Depp.
De hecho, había listado el dominio para vender. Pensaba sacar otro totalmente nuevo, porque este ha estado bloqueado en no sé qué tantas oficinas que ya ni han de existir.
Pero Elon Musk no se animó a comprar TodoMePasa. Buuu. ¡Por eso caes mal, gordo!
En otras noticias cuento que no hay más novedades. En la barra de la derecha están mis redes sociales: Twitter para quejarse, Facebook para memes, Tiktok para horóscopos, Instagram para fotos y ya.
Me despido, porque desde noviembre estoy haciendo ejercicio y siguiendo el plan alimenticio de Centr, la aplicación de Chris Hemsworth. Ayer me aluciné al enterarme de la existencia de Fat Thor 🙂

A %d blogueros les gusta esto: