No recuerdo algún instante en donde no hayas estado presente. En mis células, entre mis neuronas, en esos sueños que nos dibujan juntos con una vida casi perfecta.
Incluso cuando te odio, que es la mayor parte del tiempo, porque o te amo o te odio pero jamás me eres indiferente.
Y una vez más apareces burlándote. Yo lamento de forma infinita mi gran ignorancia.
¿Por qué aún no logro borrarte definitivamente?
Descubrí MacArthur Park gracias a Tim Burton y a Beetlejuice. No lloré por el pastel de boda que se echó a perder bajo la lluvia. Pero sí me molesta saber que aún sigues siendo tú.
“The one”…
Después de todos los amores de mi vida, de innumerables distracciones y de todos aquellos a quienes no me dolería saber sordos o muertos.
Y pasar cada día pensando en si piensas en mí, en si me sueñas como yo te sueño besándome sin remordimiento ni tregua.
Y pensar que a ti no te amé sino como un pretexto para justificar mi depresión juvenil.
Y que los otros no fueron nada excepto maniquíes con que intenté sustituirte sin éxito.
Eres la única constante que logra justificar mi existencia. Sin ti lo soy todo, contigo fui nadie, y con gusto cambiaría cualquiera de mis éxitos por desaparecer entre tus pensamientos para que siempre me lleves bien dentro de ti. No me importa disolverme en el olvido y prefiero que me odies a que no te importe el que yo sea tan feliz, mas nunca feliz contigo…