Alegoría a la mexicana:
Es normal que los cerdos se revuelquen en los lodazales cuando tienen calor, les gusta la humedad. Son capaces de comer todo lo que se les dé, no tienen límite. Y finalmente, dada la naturaleza de los cerdos, sintetizan lo consumido en carne y grasas. Este animal se hace necesario y representa una riqueza para la alimentación.
En la alegoría mexicana los cerdos de la política son de distinta especie, no entran en los Sus scrofa domestica. Son de escasa carne, presenta ideas flacas, unos parásitos en sus cerebros les impiden comportarse sanamente. Forman piaras azules, amarillas, verdes, turquesa, morenas, rojas. Y los más resistentes y tóxicos, con cualidades camaleónicas, son los tricolores. Son altamente dañinos para la especie humana.
La granja alegórica de George Orwell se queda en metáfora y crítica a un sistema desaparecido. El lodazal de los políticos mexicanos es diferente, utilizan todos los medios para ascender al poder político. Desde síndico, presidente municipal, secretario de gobierno, gobernador, diputado, senador, hasta presidente de la República. No se ensucian públicamente, de hecho su lodazal es soterrado, clandestino. Calumniar, mentir, difamar, transgredir son acciones válidas para alcanzar el poder, usufructúan las normas y leyes para su beneficio personal. Y manifiestan actuar conforme al Estado de Derecho, transparente, lo más blanco posible, dar apariencia de pureza y rectitud.
Detrás del blanco impoluto, de sus principios partidarios y de sus declaraciones, está el cochinero, donde el material básico de sus acciones defensivas y ofensivas es la mierda. Estos cerdos no tienen miramientos, se embarran a fondo, mienten a diestra y siniestra. Roban, saquean, se enriquecen a costa del hambre de un pueblo, alegan y aplazan la democracia, postergan la justicia. Lo importante es embarrar de mierda a todos sin que se manche su imagen.
En la granja de la política mexicana estos cerdos presumen títulos de economía, de Derecho, de administración pública, etc.
Dan clases en prestigiadas universidades, se hacen bilingües, constituyen fundaciones y continúan manejando presupuesto público para no hablar de sus marranadas.
Alegoría a la mexicana: El político mexicano es un apéndice póstumo del Príncipe de Maquiavelo.
A preguntas concretas dan respuestas retóricas, o mejor dicho, retorcidas. No tienen reparo en decir primero blanco y después desdecirse: negro. En su mundo autístico, si se me permite describirlo así, todo es correcto, crecimiento, desarrollo, riqueza, etc. Recuerden la marranada de “administrar la abundancia”.
Sus acciones son premeditadas, nada es casual. No tienen límites para mentir, insultar, engañar, descalificar. El cuadro ya lo conocemos: un video recibiendo dinero, periodicazo de los bienes no declarados, alianzas de última hora, compra de votos, incluso la amenaza y el asesinato.
Me encantó la nota de hoy, lo describes perfectamente bien de la “a” a la “z”. Felicidades maestro.