You only live life once
Me rompiste el corazón. Por ridículo que suene. Lo partiste en dos, en tres, en un millón, desviaste su eje rotor. Me hiciste llorar, te culpo de todo cuanto sufra de aquí a la próxima tristeza. Te tomé a la ligera, pero no entendiste que te quiero en serio. Me dolió perderte, tanto como imagino que duele perder un miembro. Incluso, aún me hace cosquillas tu mirada aunque ya tus ojos no se posen en los míos.
¿Ya te dije que me hiciste llorar de veras? Y fueron lágrimas reales, gruesas, sin sabor a sal, como dicen que saben, aunque sí honestas. Hice pucheros cursis, amanerados, y a mi edad, imagínate; qué vergüenza. Y lo peor que además el llanto no fue como lo cuentan, no sanó nada. Sigue viva la llaga que irriga sangre a mi jardín de hierba mala. Siguen mis fantasmas preguntando por ti; y qué les puedo decir cuando mis esfuerzos fueron minúsculos, cuando es mejor así. Tiempo pasará para que pueda perdonarte por haberme amado tanto, ¿qué te hizo caer tan bajo? Todavía busco una respuesta y no encuentro una que me satisfaga.
Por ridículo que suene, se me rompió el corazón, se partió en dos, en tres, se desmadró; todo por no haberte querido como hubiera querido. Mis venas reverdecerán y volverán a apagarse, y aun entonces, mi sangre cargará en su memoria genética el murmullo de tu nombre. Quisiera que me olvidases como olvidaste como olvidaste como olvidaste a la gente con quien de casualidad tropezaste, tropezaste y tropezaste ayer. ¿Recuerdas sus caras? ¿Sus cuerpos? ¿O sus gestos al hacer el amor? ¿Sus pretextos para no vernos? Así igual, olvídate de mí; pretende que fui un viandante y que no tuve el placer de lastimarte.
No obstante, a la hora de señalar culpables, ¿acaso fui el único irresponsable?
Pongámoslo así: yo conducía el be eme en que nos estrellamos mientras tú me dabas de beber. En ocasiones quise saber si eso era sano y tú no me respondías ni que no ni que sí. Me besabas. Me besabas como la princesa besa al sapo, y luego me mirabas de soslayo, pienso que esperando la transformación; pero el cambio no llegó. Al contrario: una mañana desperté convertido en cucaracha, y pataleé y chillé para levantarme de la cama. Tiempo y esfuerzo me costó abrazar mi naturaleza; sin embargo, al final terminé agradeciéndole a Kafka por hacerme así.
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You only live life once – Liberto Guerrero. Me besabas como la princesa besa al sapo.[/caption]]]>
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