El Justiciero: matar en legítima defensa

El Justiciero

El Justiciero: matar en legítima defensa en México.

Héctor Juárez Lorencilla.

Han captado la imagen de “El Justiciero”, el Llanero Solitario de los autobuses y taquerías. El Zorro de las autopistas. La verdad, la mayoría de ciudadanos festejan las invictas de esta persona calva, que especulan que es guarura.
Las autoridades, con ánimo legal, invocan el Estado de Derecho. Que nadie debe hacerse justicia por su propia mano, que no son los tiempos de la ley del talión. Que la justicia retributiva es cosa del pasado.
Otros sectores, hípermoralistas, expresan que nadie tiene derecho de privar de la vida por cualquier circunstancia. Y los medios hacen su nota del día, exagerada, exhaustiva y como si fuera un rompecabezas. Buscan, indagan, preguntan. Quieren saber cuál es la siguiente imagen para conocer la identidad del justiciero.
El biopoder, concepto acuñado por Michel Foucault, la práctica de los estados modernos, CONTROL de la población a través de todas las formas posibles. Económicas, políticas, policiales, comunicativas, credos, etc.
La sociedad mexicana está harta de engaños, de injusticias, de hambre, de enfermedad y de pobreza. El Presidente y su séquito de intelectualoides hablan de México como una gran nación, 70 millones de pobres no la ven así.

El antihéroe hace su aparición y lo llaman El Justiciero, ¡cuidado!

Ya son muchos los casos donde se hace justicia por  su propia mano, la cortina de la institucionalidad se desgarra a pasos agigantados.
Gobernadores corruptos cobijados por el poder y olvidados por el poder, la cúpula del poder mueve hilos y ya nadie está seguro cuando se amenaza la estabilidad.
¿Qué se cocina en estos momentos? Gasolinazos, devaluación, recorte presupuestal, alza de precios, ingredientes todos para que aparezcan más antihéroes. Señoras que golpean con cacerolas a su agresor, habitantes que amarran a los raterillos en postes dejándolos golpeados. Señoras que defienden sus pertenencias en vía pública dejando a sus agresores en graves condiciones.
Asaltantes, violadores, rateros, defraudadores se arriesgan a ser agarrados y ser linchados, juzgados ipso facto, y recibir penas corporales.
Byung-Chul Han el filósofo, escritor favorito del viejo continente, aporta una serie de metáforas en su libro “La Sociedad del Cansancio” para la sociedad postmoderna, neoliberal,  globalizada, ultraoccidental…

Pero en México nuestra metáfora del siglo XXI es:

“Estamos hasta la madre de tantas chingaderas”.
Presidente de telenovela, encopetado y su princesa de comedia, una guerra sin fin entre la policía / ejército. Maniatados por el Estado de Derecho, sin estrategia ante el criminal.
Un campo abandonado con baja producción agrícola, México no es autosuficiente en  alimentos. Inseguridad cotidiana, los criminales roban los pocos pesos del obrero, del trabajador, del campesino. No se atreven a robar a la gente de dinero, esos tienen guaruras, seguridad, armas y amigos en la Judicial.
La catástrofe la sufre la gente pobre, los antihéroes son entonces bien vistos, y hay una tendencia a la imitación. El México bronco es un mito, el México de la Vindicta es una realidad. Basta que alguien se atreva a poner alto a la corrupción gubernamental para que el efecto dominó se mueva: vean lo que ocurrió en la primavera árabe.

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