Ana Segovia: Un cumple muy singular (cuento)

Ana Segovia – Un cumple muy singular (cuento)

En exclusiva para AntologArte, Literatura Infantil y Juvenil.

Ilustración: abtuno.

TodoMePasa.com

 

Para Mariana Villanueva.

[caption id=\"attachment_923\" align=\"aligncenter\" width=\"768\"]\"Ana Ana Segovia: Un cumple muy singular. Ilustraciones: Abtuno. Para AntologArte, Literatura Infantil y Juvenil, de TodoMePasa.[/caption] Lilia miraba por la ventana, parecía que iba a llover pues el sol se estaba ocultando atrás de una nube. —Lilia –preguntó la madre–, ¿quieres salir a dar un paseo? —No, mamá, ¿no ves que va a llover? —¿Cómo crees? El sol se ha metido detrás de esa gran nube, pero no hay más nubes como para que llueva. —¿No ves cómo se ha oscurecido todo y se siente la humedad de la lluvia? –replicó Lilia, molesta. —Está bien, Lilia, si no quieres no salimos… *** Al día siguiente era sábado y Lilia cumplía trece años. Su madre y su padre le querían dar una gran sorpresa. Así que al despertar la niña sintió que algo se movía encima de su cuerpo, brincaba y hacía ruidos raros. —¡Un perro! ¡Qué padre! ¡Está chiquito y es muy simpático! Gracias, papá; gracias, mamá. —¡Qué bueno que te gusta! ¿Verdad que es precioso? –dijo la madre. Pero Lilia, cuando lo tuvo un rato entre sus manos y escuchó las palabras de su madre, lo pensó dos veces y dijo: [caption id=\"attachment_922\" align=\"aligncenter\" width=\"768\"]\"Ana Ana Segovia: Un cumple muy singular. Ilustraciones: Abtuno. Para AntologArte, Literatura Infantil y Juvenil, de TodoMePasa.[/caption] —Oye, pero qué feo olor sale de su boca, ¿siempre va a estar babeando así? —Pues así son los perros, no usan baberos como nosotros –respondió la madre. —Sí, ya lo sé… Lo que quiero decir es que, ¿qué voy a hacer con él si babea tanto? —Pues jugar, Lilia, y si no quieres no juegues cerca de su hocico. Eso es todo. —Mmm, mmm… –musitó la niña y dejó el perro en el suelo diciendo: —Tengo hambre. Quiero unos deliciosos hot cakes –sus padres sonrieron. —Como hoy es tu cumpleaños –declaró el padre–, los tres desayunaremos hot cakes. La madre bajó a la cocina a preparar el desayuno y después de un rato gritó: —¡Lilia, ya están listos los hot cakes! Ven a desayunar. Lilia dejó al perro encerrado en su cuarto y bajó: —¿Por qué no traes al perro para que lo veamos jugar? –preguntó la madre. —Ay, no, mamá. Quiero saborear mis ricos hot cakes sola. No vaya a ser que me los babee. —¡Ay, Lilia! –se quejó la madre. Ya en la mesa Lilia exclamó: —Yo quiero el hot cake más redondo. —Ten, Lilia, aquí está— respondió la madre poniéndole el plato enfrente. Su padre apareció, entonces, recién bañado, y se sentó a la mesa. Su esposa le sirvió su plato. —Mmm, huele delicioso y qué bien te quedan –dijo muy satisfecho. A lo que Lilia refunfuñó: [caption id=\"attachment_921\" align=\"aligncenter\" width=\"768\"]\"Ana Ana Segovia: Un cumple muy singular. Ilustraciones: Abtuno. Para AntologArte, Literatura Infantil y Juvenil, de TodoMePasa.[/caption] —A mí no me lo diste tan bonito. ¡Mira, ya hasta está frío! Su madre lo recalentó pero Lilia se lo comió con desgana. —¿Qué vamos a hacer hoy que es mi cumpleaños? —¿Qué se te antoja, Lilia? –inquirió su padre. —Pues, no sé, ir al zoológico, a la feria, al cine… —Me parece muy bien. Entonces arréglate para salir temprano y hacer todo lo que nos alcance el tiempo. La madre se acercó a la mesa y le dijo: —¿Adivina qué, Lilia? Tu abuela te mandó un regalo. Ten, ábrelo. Entre los papeles surgió un lindo vestido a la moda. Justo lo que Lilia había querido tener. Se lo probó y le quedó muy bien. Era cómodo, sencillo y elegante. —¡Uy, qué guapa, Lilia! ¡Qué chica tan moderna! —exclamó su padre. —Te queda perfecto –expresó su madre. —Sí, ¿verdad? Lilia se empezó a poner nerviosa otra vez. —Pero mira, aquí tiene una especie de arruga. Qué feo se ve. No puedo salir así a la calle. ¡Qué pena! —Pero Lilia, no exageres –dijo el papá. —No exagero, papi. ¿A ti no te daría cosa verte así? No, no quiero ponérmelo y no quiero salir a pasear. Prefiero quedarme en casa con ese perro baboso, sola en mi cuarto. Para ese momento, Lilia ya estaba ofuscada. Con el ceño fruncido y los brazos cruzados se quedó mirando fijamente un punto sobre la mesa. —Lilia, hija, no seas absurda. Puedes ponerte otra cosa y festejar tu cumpleaños como lo habíamos planeado —suplicó la madre. —Pero no quiero. Todo sale mal: el perro, el hot cake y el vestido. Todo termina siempre arruinándose. ¡Qué feo es, además de eso, cumplir trece años! ¡Qué horror! –y Lilia se puso a llorar. Sus padres se acercaron pero ella se levantó y se subió y encerró en su cuarto. —¡ Déjenme en paz! –gritó desde adentro. Lilia lloró un gran rato abrazada al pequeño perro que gemía junto con ella. Nadie la comprendía. Poco a poco se fue quedando dormida. *** [caption id=\"attachment_924\" align=\"aligncenter\" width=\"1024\"]\"Ana Ana Segovia: Un cumple muy singular. Ilustraciones: Abtuno. Para AntologArte, Literatura Infantil y Juvenil, de TodoMePasa.[/caption] En su sueño, Lilia estaba sola en su cuarto. Ese día era su cumpleaños y se había despertado al escuchar los ruidos de alguien en la puerta. Pensó que entrarían sus padres para felicitarla, pero nada pasó. Lilia se levantó y fue a la cocina. Allí se encontró a su madre, quien le dijo: —Buenos días, Lilia. Ya sé que hoy es tu cumpleaños pero no tengo nada para ti. Ayer había un perrito muy gracioso en la tienda pero babeaba todo el tiempo ¡Qué asco! Iba a ensuciar toda la casa, así que mejor lo dejé ladrando en la tienda. Su padre llegaba a desayunar recién bañado: —Hola, Lilia. Ya sé que hoy es tu cumpleaños. Quizás quieras salir a pasear, ¿pero no te parece que va a llover? Con la lluvia vamos a manchar el coche de lodo, llegaremos tarde a cualquier lado y nos mojaremos. Creo que es mejor que te quedes en casa y te ahorres un buen catarro. ¡Feliz cumpleaños! Entonces, su madre intervino: —Bueno, Lilia, tuviste suerte. Tu abuela te mandó un regalo. Ya ves que nunca se olvida de ti. Ten, ábrelo. Lilia sacó el mismo vestido moderno idéntico al que le había mandado su abuela. Por lo menos tendría un bonito vestido. Pero su madre al verlo dijo: —¡Uy, tu abuela sí que se modernizó. Se pasa, ¿no? A ver, pruébatelo. Cuando Lilia tenía puesto el vestido, su padre le dijo: —Mmm, no me gusta que te veas tan atractiva, es muy audaz para tu edad. Está muy corto. Los chicos te van a estar molestando en la calle y a ver si no hay un desgraciado que te insulte. —¡Lilia! ¿Ya viste? Tiene una arruga espantosa aquí por el bolsillo. Como que no está bien terminado. Si no fuera por eso parecería un vestido fino. Pero no lo es. —Pero mamá –replicó Lilia–, casi ni se nota… —No, no. No quiero que piensen que yo te visto con ropa de segunda. Mejor se lo regalamos a Doña Pachi. Tiene una hija de tu edad y nos lo va a agradecer. Tú mereces mejores galas, hija. Dámelo, se lo voy a dar mañana que la vea. —Pero, mamá… no es justo –se oyó apenas protestar a Lilia. —Nada, nada. Tú pórtate como una niña buena. Te voy a hacer tu desayuno y te lo llevo a la cama. —Sí, quiero unos ricos hot cakes bien redondos y calentitos. Te salen tan bien… —Qué va, hija. Me salen muy feos, y cuando los sirvo ya están fríos. Mejor te hago unos huevos revueltos como siempre, con sus frijolitos y tortillas. Esos no tienen que salir perfectos. —No importa que los hot cakes no estén redondos, de todos modos me los voy a comer. —De ninguna manera. Anda, vete a tu cuarto. Ahora te llevo tu desayuno. Lilia regresó a su cuarto muy desanimada. Parecía un día como cualquier otro, pero era peor, mucho peor. Se metió en la cama. Ni siquiera había un perro que la consolara. No existía ningún plan para su cumpleaños, y aunque el sol empezara a salir de la oscura nube, ella no festejaría su cumpleaños. Se quedaría en casa rumiando los huevos revueltos de siempre. Nada tenía que ver ese día con su onomástico. Su madre apareció con la bandeja del desayuno y se la puso sobre las piernas: —Anda, m’hijita. Desayuna tranquila. Hoy vamos a relajarnos. Tu padre y yo queremos estar contigo en casa. Aunque él ya se bañó se quedará aquí sin salir. —Gracias, mamá –contestó Lilia. —No, por nada. Ya sabes que te queremos mucho. Bueno, ahora nosotros nos vamos a acostar un rato mientras desayunas, así que no hagas ruido. Cómete todo tranquilita y si quieres ponte a ver la tele como ayer. —Sí, mamá. Cuando se cerró la puerta, Lilia empezó a llorar. El huevo estaba frío; la casa, silenciosa; no tenía ni vestido ni perrito y sus padres estaban encerrados en su recámara. *** Lilia despertó llorando. El perrito lamía sus lágrimas. Abrió bien los ojos y suspiró al ver que estaba en su casa, con su perro, el vestido nuevo en la silla, el olor a hot cakes todavía en el aire y sus padres platicando en la cocina. ¡Qué maravilla! Lilia bajó corriendo hacia la cocina y abrazó a sus padres. Les dio un beso y les dijo: [caption id=\"attachment_925\" align=\"aligncenter\" width=\"768\"]\"Ana Ana Segovia: Un cumple muy singular. Ilustraciones: Abtuno. Para AntologArte, Literatura Infantil y Juvenil, de TodoMePasa.[/caption] —¡Qué delicia de hot cakes hiciste, mamá! Quiero hacer hoy todo lo que podamos. Me voy a bañar rápido y me estrenaré el vestido de la abuela. Papi, ¿no podríamos traer al perrito con nosotros? Pondré un trapito para que no ensucie el coche. —Pero qué cambio, Lilia –expresó su padre–. Claro que traeremos al perrito. Además ya es hora de que lo bautices. ¿Cómo le pondremos? —Sí, Lilia. ¿Qué nombre te gusta? —¿La verdad? —Sí, claro. —Bueno, me gustaría ponerle un nombre especial: Perfectoimperfecto o Imperfectoperfecto. —Pero eso no es un nombre, ¿por qué se te ocurre tal cosa? —Es que quiero decirles que hoy descubrí que no existe lo perfecto solito. Que también lo imperfecto ya es muy perfecto y que amar todo eso me hace muy feliz. Gracias por este cumpleaños tan especial.  
[caption id=\"attachment_504\" align=\"aligncenter\" width=\"1024\"]\"Convocatoria Convocatoria literaria Antologarte 2016 Literatura Infantil y Juvenil[/caption]

Ana Segovia es la cuarta participante de Antologarte, Literatura Infantil y Juvenil.

Ana Segovia Camelo nació en el Distrito Federal en 1957. Obtuvo la licenciatura en Filosofía en la Facultad de Filosofía de la UNAM. Fue profesora de filosofía en la Universidad de Guanajuato y en el Instituto de Artes Plásticas de Taxco, Guerrero. Ha desempeñado actividades académicoadministrativas en la UNAM y realizado trabajo editorial en la SEP, Conaculta, UNAM, UAM, Santillana y en la enah. También cursó estudios como orientadora humanista y psicoterapeuta Gestalt en el Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt. En abril de 2011 publicó su primer libro de poesía, El Dorado, y actualmente se dedica a la labor editorial y al diseño y a la realización de joyas.]]>