Mes: agosto 2017

Paso Exprés: El México que no queremos (I)

Paso Exprés: Un ejemplo del México viciado

El artículo 134 de la Constitución establece que los recursos económicos que dispongan el Gobierno Federal y de la Ciudad de México, así como las paraestatales, se administrarán con eficiencia, eficacia y honradez para satisfacer los objetivos a los que estén destinados.
…La contratación de obra pública que realicen se llevará a través de licitaciones públicas para que presenten proposiciones solventes en sobre cerrado, que será abierto públicamente, a fin de asegurar al Estado las mejores condiciones disponibles en cuanto a precio, calidad, financiamiento, oportunidad y demás circunstancias pertinentes.
Cuando las licitaciones no sean idóneas para asegurar dichas condiciones, las leyes establecerán las bases, procedimientos, reglas, requisitos y demás elementos para acreditar la economía, eficacia, eficiencia, imparcialidad y honradez que aseguren las mejores condiciones para el Estado.
Los servidores públicos serán responsables del cumplimiento de estas bases en los términos del Título Cuarto de esta Constitución.
Pues resulta ser que el Secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruíz Esparza, ha violado este precepto, él y todos los representantes de la Secretaría en el Estado de Morelos. La obra del Paso Exprés, que terminó con la muerte de dos personas por un socavón, no se ajustó a ninguno de los principios constitucionales del art. 134.

Por las siguientes razones:

1) El Paso Exprés costó el doble de lo presupuestado. De acuerdo con la etapa de apertura de propuesta técnica y con fundamento en el art. 34 de la Ley de Adquisiciones, se procede a la recepción de la propuesta técnica y económica en sobre cerrado, es decir que el contratista hizo sus cálculos, investigó, realizó estudios, análisis de materiales, hizo todo para verificar que el desarrollo de la obra será la mejor, es decir: Calidad de la obra, tiempo de entrega, manejo y costo de la obra, etc.

Selena y nuestro último día juntas en la playa

Selena y nuestro último día juntas en la playa de Huatulco. ¿Crees que nos volveremos a ver?

Texto e ilustración: Joselynn Oliveira García.

  Querido Diario Chris Pratt: Acabo de leer que te vas a divorciar de tu esposa Anna Faris… Te voy a contar el último día de mis vacaciones de Navidad en Huatulco. Esa mañana me llamó Selena a la habitación del hotel para despertarme. Iba a ser nuestra sesión de fotos con los guapos. Me tardé mucho bañándome. Llegué, me bebí solo un vaso de leche porque ella estaba desesperada. Y fuimos a buscar al cabeza hueca, pero estaba ocupado \”hablando\” con una gringa. Regresamos al restaurante y ¡oh sorpresa!, iba llegando él con un sombrerito de Santa Claus, y con su amigo el que se parece al de One Direction. Le dijimos de la foto y nos pusimos en la fuente, él en medio y Selena sobre la fuente (porque está chaparrita). Él la abrazó y le dio el besito, yo me hice la disimulada pero no sentí feo porque pensé que era un maricón. Fuimos a la playa. Selena vio a Chris y le dijo que se tomara una foto con nosotras. Pero él estaba ocupado en un partido, y por mientras nos tomamos una fotografía con un tal Alberto. Y ¡oh sorpresa! (pura sorpresas): se acabó la memoria para las fotos. Traté de convencer a mi mamá de que comprara una tarjeta de memoria pero no quiso. Selena y yo casi nos desmayamos, y yo me deprimí. Total, pasaron otras cosas sin importancia. Traté de grabar a Chris en mi mente para siempre, pero comienzo a olvidarlo. En el avión yo estaba totalmente deprimida, unas vacaciones tan especiales y tan cortas.

Llegamos, le pedí a Selena su teléfono y nos despedimos. Llegamos a la gran Ciudad de México y me pareció más horrible que nunca.

Esas fueron mis vacaciones en Huatulco, con los chavos más guapos del mundo y el tipo más perfecto del universo. Estoy considerando el escribirle Y ser su \”amiga por correspondencia\”. No crucé con él más de cinco frases y ni se habrá fijado en mí entre tantas gringas. Casi no lo vi, pero lo que vi… Bueno, eso fue todo, y es todo por hoy. Mañana te cuento algo tan ridículo como esto, a ver qué se me ocurre, ¿ok?

Mañana te cuento más, Querido Diario.

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Sistema abierto como castigo paterno

Sistema abierto como castigo paterno

Saga: “Escuela, ¿para qué?”Héctor A. Ortega

  Rodrigo, Isaac y Fernando estudiaron en colegios privados antes de llegar a mi escuela. Los tres fueron expulsados de la secundaria por problemas de conducta, y como castigo sus padres los enviaron a estudiar en el sistema abierto. Su estancia en la escuela tiene una similitud: reprobaron el examen único para acreditar la secundaria, por lo que pasaron varios meses tomando clases y presentando exámenes antes de obtener el certificado. Para los tres muchachos estudiar en el sistema abierto representó una vergüenza que les hizo pensar en la pérdida de estatus frente a sus ex compañeros, amigos y familiares. Al realizar la entrevista de inscripción y registro, el discurso de sus padres fue similar: se trataba de algo vergonzoso pero necesario, pues tal vez les serviría de lección para valorar lo que se les había dado y no aprovecharon. Para los muchachos responder los módulos, estudiarlos y presentar exámenes resultó un martirio en el que siempre mediaron las bromas, los intentos de soborno y la compra de calificaciones ante los aplicadores. Aunque los tres jóvenes siempre demeritaron el modelo educativo, tiempo después de su salida un cuarto amigo se presentó en la escuela a solicitar el servicio recomendado por ellos. La consigna siempre fue la misma: estar ahí por castigo, la posibilidad de presentar el examen único y obtener el certificado en el menor tiempo posible. Al final, esta escuela que está dedicada a la atención de niños, jóvenes y adultos en condición de rezago educativo (los relegados por el sistema), en los últimos años se ha convertido en una opción incluso para quienes gozan de un poder adquisitivo alto.

Rodrigo, Isaac y Fernando concluyeron la secundaria en tiempos diferentes: ocho meses, un año y dos años, respectivamente.

Los padres de Rodrigo son directivos de una empresa importante a nivel nacional. Sin embargo, la responsable de su educación es su abuela materna, quien fue profesora hace años y se encuentra peleada con la idea de que una persona no estudie. A sus 16 años, Rodrigo se dedica a la compraventa de automóviles con ayuda de su hermano mayor. Actualmente estudia la preparatoria en el sistema abierto, en una escuela de paga. Apenas ha logrado acreditar seis materias. Isaac ingresó a estudiar al Colegio de Ciencias y Humanidades. Sus estudios corren por cuenta de su abuela pues sus padres ya no confían en él. A sus 18 años está por ingresar al cuarto semestre. Debe varias materias que de no acreditar le costarán la baja definitiva de la institución. Confía en que logrará acreditar todas las materias. Fernando, a sus 17 años, es el encargado de una boutique para automóviles que abrió con financiamiento de su padre. A pesar de que consideró a Rodrigo como su enemigo en el tiempo que coincidieron en la escuela, ahora es quien arregla los autos que este compra y está próximo a vender. A pesar de la insistencia de sus padres, no piensa seguir estudiando mientras el negocio le deje dinero. ***********

Si te interesa acreditar tus estudios y vives en la Ciudad de México o en el Estado de México, ponte en contacto con el autor Héctor A. Ortega en el correo:

profesorhector_ao@hotmail.com

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