Mi corazón casi falló por culpa de este medicamento

Aspirina para mi corazón.

Mi corazón casi falló por culpa de este medicamento

Hace dos sábados comencé a leer la novela El péndulo de Foucault, de Umberto Eco, y de pronto me dio dolor de cabeza.
Encendí mi celular para distraerme un poco, y en eso leo que asesinaron a DJ Perplex en una fiesta privada de San Luis Potosí. Y entonces empecé a sentir ese dolor en el pecho que ya me había dado antes, como cuento en mi texto \”Cardiaco\”  que en realidad escribí hace unos cinco años.
Duele el corazón como si alguien lo apretara, lo exprimiera, lo hiciera cachitos y me lo dejara adentro…
De inmediato busqué en Google las señales de ataque cardiaco, que ya he consultado cantidad de veces pues en mis tiempos de editora en el Heraldo de León me regresaron los ataques de ansiedad que prácticamente se sienten igual que un infarto (según dicen).
Pero no, no era eso.

Definitivamente no era eso.

Después de un buen rato se me pasó ese dolor acuciante, insoportable, pero no así la molestia y la pesadez en el tórax. El resto del día lo pasé echada en el sillón, prácticamente sin poder moverme y sin ganas de hacerlo. Mi esposo quería llevarme al médico de inmediato, pero le dije que no con el pretexto de que no era la primera vez que me daba exactamente ese tipo de dolor y seguramente se me pasaría pronto, como siempre.
Pero pues no se me pasó el dolor. Ya no sentía que me exprimieran el corazón, pero sí como si me aplastaran el tórax, como si me ahogara en una alberca, incapaz de poder tragar o dar una bocanada profunda.
Llegó el miércoles, cinco días después del primer síntoma de dolor en mi corazón, y aún me sentía fatal, así que finalmente agarré mis tenis y yo solita caminé al consultorio de mi doctor, Víctor Eduardo Hinojosa (recomendadísimo).
Después de auscultarme dijo que tenía miocarditis, esto es, inflamación en mi corazón por alguna infección viral o bacterial o cuestión por el estilo.

A la madr…

Me mandó hacer una biometría hemática completa para revisar mi conteo de plaquetas por si era alguna otra cosa (no dijo qué). Mientras tanto me recetó treinta pastillas de ácido acetilsalicílico, mejor conocida como aspirina, una al día.
La misma amiga que me recomendó al doctor Hinojosa me habló de la institución de Salud Digna, donde te dan atención médica y estudios de laboratorio por un costo realmente bajo, ideal para quienes trabajamos por nuestra cuenta y ya no contamos con Seguro Social ni queremos pagarlo.
Fuimos el viernes por la mañana a la sucursal de Salud Digna del Centro Histórico de León, aprovechando que teníamos que pagarle a los ratotas de la Comisión Federal de Electricidad. Es literal que tardé más en pagar, porque a los cinco minutos me llamaron, me sacaron sangre y ya, sale bye; fue más lo que esperé en lo que Héctor regresaba de encontrar estacionamiento y compraba el desayuno de Arancita.
Increíblemente, los resultados de laboratorio estuvieron listos a la una de la tarde de ese mismo día. Y lo mejor de todo fue que no tuve que pasar por ellos: los descargué en PDF por internet con una cuenta de usuario y contraseña.

De regreso con el Doctor a revisar mi corazón.

\"Plaquetopenia
Apenas vio mis resultados y dijo que tengo, porque aún la tengo, plaquetopenia o trombocitopenia, seguramente debido a algún medicamento…
Y ese estúpido medicamento hijo del averno que casi me cuesta la vida se llama: ibuprofeno.
Sí, el pobrecito e inocente ibuprofeno.
Ese mismo ibuprofeno que con toda confianza le doy a mi niña de cuatro añitos cada que tiene fiebre…
El doctor me explicó que ando baja de plaquetas porque el ibuprofeno las destruye o hace que se junten, así que la sangre no fluye bien en el corazón y mientras tanto a uno se lo lleva el carajo.

Hace muchísimos años dejé de tomar cualquier tipo de medicamento.

Pero hace poco una de las alumnas de clases de regularización de Héctor me vio con cara de what cuando pidió algo para los cólicos menstruales y le preparé un tecito de manzanilla porque no hay nada en el botiquín.
Busqué en internet y me apareció el ibuprofeno, que ya he tomado en otras ocasiones sin mayor problema para dolor muscular tras hacer ejercicio.
Héctor compró una caja con diez pastillas gigantes de 800 miligramos, pero leí que la dosis es de 400 miligramos y que no hay la más remota mejoría al tomar dosis de 600 miligramos. Así que tuve la fabulantástica idea de partir las pastillas a la mitad.

En total tomé no diez, no veinte, no cincuenta…

TOMÉ TRES PASTILLAS DE IBUPROFENO, O SEIS MEDIAS PASTILLAS, DURANTE TRES SEMANAS, EN DÍAS NO CONSECUTIVOS, NO MÁS DE CUATROCIENTOS MILIGRAMOS AL DÍA.
Y todo porque en algún momento quise aliviarme un poco del maldito dolor de espalda que todas las mamás tenemos desde el embarazo.
Ese sábado desayuné, amanecí con el clásico dolor de espalda y tomé mi media pastilla de ibuprofeno, miserables 400 miligramos, porque una de ketorolaco no me hace ni cosquillas y el tramadol me manda directo de rodillas frente al excusado.
Y luego comencé a leer El péndulo de Foucault, cuyo primer capítulo me pareció tan pedante que creí que había causado mi dolor de cabeza. Después leo lo del asesinato de DJ Perplex y así de bueno, ok, habré ido a algún par de raves con él como estelar porque a mi mejor amiga le gustaba, pero yo no era su groupie ni super fan ni fue mi amigo ni nada por el estilo como para que, literalmente, me haya dolido el corazón cuando leí sobre su muerte…

Tampoco sabía que no no NOOO hay que partir las pastillas para tomar menos dosis, porque si son de liberación prolongada te llega todo de un chingadazo.

Y es un hecho que en ninguna parte leí que pudiera dañar mi corazón, al contrario, lo recetan en algunos casos para controlar el dolor. Sí causa daño renal y hepático con el uso prolongado, por eso fue que GRACIAS A DIOS no tomé ibuprofeno en días seguidos.
Ya pasaron dos semanas. Cero café, cero ejercicio, no puedo ni barrer la casa sin tardar como media hoora y sentir como si hubiera corrido una maratón. Emociones fuertes ni al caso, prohibido hacerme enojar ni llevarme a los caballitos de la Feria de Chapultepec.

Por lo menos no fue nada congénito, hereditario, alguna linda secuela por los años de depresión o de andar bailoteando al aire libre en el frío de Toluca o el Ajusco.

Yo ya toda angustiada porque durante tres de cuatro semanas salió La Torre para Tauro en mis videos de predicciones semanales, el diez de espadas y hasta La Muerte en mi baraja de Milagros… ¿Será que los mejores videntes predicen su propio deceso?
Mientras tanto a comer carne roja y a tomar mis aspirinitas. Ya qué. La verdad es que ni me quejo: me salió muy barato el chiste, considerando todo lo malo que pudo ocurrir.

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