Literatura

I’m glad my mom died

I'm glad my mom died

I’m glad my mom died

Jennette McCurdy

Nunca me gustó iCarly. Mucho menos Sam & Cat. He visto un par de capítulos de cada serie, y eso porque a mi hija le gusta Victorious. Las pocas veces que llegué a ver algún fragmento de estos programas, sentí especial repulsión por el personaje de Sam Puckett, interpretado por Jennette McCurdy.
Supongo que por eso me sorprendió aún más mi propia reacción al saber que Jennette McCurdy lanzaría I’m glad my mom died, su libro de memorias. No soy de las que opinan que un libro de memorias antes de los 30 años de edad resulta prematuro. Pero me causó especial shock saber que ella ni siquiera quería ser actriz. ¿Es en serio? Y que, además, decidió renunciar a la actuación porque le avergonzaban los papeles que representó, como el de la odiosa Sam Puckett.
De inmediato chequé el costo del libro en preventa: unos seiscientos pesos mexicanos. Más costos de envío y/o importación.

Decidí esperar a que I’m glad my mom died fuera vendido a través de Amazon.

Prácticamente no hay nada que no se venda a través de Amazon.
Cuando por fin llegó el día, zas: agotado en Amazon en menos de 24 horas. Best-seller mundial. Primera edición vendida. Podía comprarlo y esperar más o menos seis semanas a que por fin llegara a mis manos.
Compré I’m glad my mom died en Amazon junto a A course of miracles, de Foundation for Inner Peace.
Es una canalización del Maestro Ascendido Jesús el Cristo realizada por Helen Schucman. Hace muuucho que leí sobre este libro en la página de Karina Malpica, y me sorprendió tanto verlo en la biblioteca de una de las amigas de la familia. A la siguiente vez que visitamos su casa me atreví a pedirlo prestado. Con la cantidad de libros que mi esposo tiene, resulta un poco ridículo pedir un libro prestado.
Comencé a leer A course of miracles, y zas: las hojas del libro fueron impresas en papel cebolla. O en algún papel más frágil y delgado que el papel cebolla. Y como trae un libro de ejercicios para cada día del año, iba a tardar por lo menos 365 días en regresarlo. Y si lo regresaba dañado, me iba a endrogar de por vida con esta amiga.
Me resultó menos cargo de conciencia pedirlo en Amazon, en edición de bolsillo y en inglés para ahorrar un par de pesos. De hecho me ha gustado más en inglés, porque el texto es muy complicado y así no me entretengo con el ritmo del lenguaje en español.

Pero mi libro de I’m glad my mom died… jamás llegó.

Un día cualquiera vi que tenía correos de Amazon: mi ejemplar se perdió. ¿Cómo? Nunca antes tuve un problema con Amazon. Tampoco es que compre ahí muy seguido, pero me pareció bastante ridículo que (según) me hayan enviado mi copia, y justo se pierde. ¿Será que anda rondando en algún tianguis de León donde será vendido por máximo 20 pesos?
Un buen amigo me obsequió un Kindle (¡gracias!). Retomamos contacto precisamente porque subí a mis historias de Instagram que compré el libro de Amazon, mucho antes de saber que iba a perderse, jajaja. Como vi que ambos seguimos a Jennette McCurdy, le pregunté si compró el libro y dijo que hay cosas más interesantes que leer.
Y sí, estoy de acuerdo. El fin de semana otro amigo (no digo nombres para no meterlo en líos) se aseguró -no diré cómo- de que yo pudiera leer el dichoso libro que Amazon me perdió.
Lo terminé el lunes por la mañana, y me arrepentí de haberme desvelado leyéndolo porque a fin de cuentas tengo suficiente tiempo para leer en el día. Pero ya me acostumbré a leer noticias tontas de Google, noticias sobre el subforo AITA (Am I the Asshole?) de Reddit -ni siquiera entro a Reddit-, columnas del corazón tipo Dear Amy, Dear Abby, Ask Dr. Nerdlove, etc.
Entre algunos cambios que estoy haciendo en mi vida está el retomar la lectura, porque en la Escuela de Escritores me quitaron las ganas de leer por gusto. Y, paradógicamente, vivir en una biblioteca también, porque hay tantos libros que nunca sé qué quiero leer.

Algo que no me gusta sobre leer en inglés es el formato.

Los diálogos no van con guion largo, sino entre comillas. Usan menos comas, y me encantan las comas. Es probable que ni siquiera conozcan el punto y coma, jaja. El lenguaje no me causa gran conflicto, aun si no conozco la palabra deduzco por contexto en vez de detenerme a traducir. (Por eso me estresa tanto jugar Wordle en inglés.)
El libro I’m glad my mom died es bueno. Alabado a nivel global. Jennette McCurdy acaba de ser nombrada entre las 100 personas de la revista Time más influyentes del año.
Es un buen libro. A secas. No volvería a leerlo. Como biografía está bien, pero nada más. Ahora que lo leí, me alegro de que Amazon me haya reembolsado el dinero.
No quiero menospreciar la lucha de una superviviente de abuso en la infancia. No dudo que sus experiencias hayan sido tan crudas como las narra.
Tal vez sea que yo entendí el humor de I’m glad my mom died, así como tampoco entendí el atractivo de Sam Puckett. Y eso que he tenido que dejar el humor negro porque nadie aquí lo comprende.

Me alegra mucho el éxito de que ahora disfruta Jennette McCurdy.

A mí no me da gusto que su madre esté muerta porque la señora merece leer la cantidad de monstruosidades que le hizo a su propia familia.
Lo que sí diré es que I’m glad my mom died me ha hecho reconsiderar algunas de mis actitudes como madre.
¿Ser amiga de mi hija?, siempre he estado en contra de ello. Ahora, más.
¿Seguir llamando Bebé a mi hija?, así le digo a mi esposo jajaj, pero trataré de quitármelo.
¿Llevar a mi hija a clases de Ballet, de piano, de algo que en realidad no le interesa?, mejor que siga dibujando tan bien como lo hace.
¿Mandar las fotos de mi hija a una agencia de modelaje? Lo pensé desde que nació, pero ahora queda descartado por completo. También descarto el decirle a mi primo hermano, quien vive en California, que por qué no lleva a mi guapo sobrino a un casting para ser actor de tele o de cine.
Así que dejaré que mi niña siga siendo niña todo el tiempo que quiera. He leído sobre los “papás helicóptero” y eso, y aunque no está de más proteger a tus seres queridos en tiempos de feminicidio, tampoco me interesa dictar su vida ni que le interese lo que a mí me interesa. Si no va a ser bailarina, concertista, gimnasta, dibujante… ¿qué más da?

Soñar contigo

Soñar contigo

Soñar contigo es inútil.

Soñar contigo es intrascendente.

Porque al soñarte vuelvo a sentirte, y vivirte de nuevo no me hace el mayor bien.

¿De qué me sirve tenerte un instante si tu compañía se irá mañana? Prefiero recordarte cuando estoy despierta, dejar que mis ojos desborden por tu ausencia, y percibirte en cada latido, en cada bocanada de aire que le robo al planeta. ¿Acaso dejaré de lamentarte si llevo a cabo mis fantasías de fuga eterna? Lo dudo, pues entonces serían otros quienes sueñen conmigo por siempre. Se verán obligados a gastar sus ahorros para discutirme con un terapeuta.

Soñar contigo no cuesta. Al menos no monetariamente. Pero es un lujo que no debo permitirme, porque vuelvo a estar triste cuando me encuentro con tu almohada vacía. Tu cobija intacta que ya no huele a ti.

Hace tiempo que prefiero el mundo real. Aún sueño despierta, pero soñar contigo no tiene caso porque te fuiste a un lugar del que no podrías regresar ni por más que quisieras.

Ojalá poseyera alguna chispa de magia. Que hubiera algún curso de milagros para aparecerte de la nada. Si tan solo hubiera tenido de esas manos que curan…

Hoy soñé contigo. Tenía que hacerte pasar a través de un agujero en el suelo, pero mis brazos no aguantaron tu peso y te dejé caer. Y moriste. Moriste otra vez. Tenías el mismo rostro congelado de cuando bajaron el cierre de tu bolsa negra.

Desperté a las 3 de la mañana y ahora no puedo dormir. A veces prefiero no hacerlo. Sí que lo intenté, más melatonina disolviéndose en mi lengua, pero la idea de tu segunda muerte se quedó en mi cabeza para atormentarme. Ya no quiero sufrirte. Tampoco quiero atarte a un plano al cual pertenecías.

Descansa pronto en paz.

Gerardo de la Torre y la o tónica

Gerardo de la Torre, profesor de Novela en Sogem

Gerardo de la Torre y la o tónica

 

Gerardo de la Torre fue mi primer profesor de la Escuela de Escritores de México, Sogem Coyoacán.

 

En diciembre de 2004 había renunciado a mi plaza en gobierno federal. Y transferí mi matrícula de la UVM a otra ciudad, todo por un sujeto que se mudó sin avisarme.
Para colmo, traía fracturado el meñique izquierdo por tratar de detener la pelea física de una pareja malacopa.

 

Mi mamá, como siempre en mis peores momentos, me ayudó a salir del gran drama. Me recordó que ahí estaba la Escuela de Escritores, a la que no entré antes porque terminar primero una licenciatura era lo normal.

 

Ya había pasado la convocatoria para entrar al Diplomado en Creación Literaria con la Generación 37. Me inscribí para comenzar 2005 en el taller de Cuento, con Alberto Chimal, y en Novela, con Gerardo de la Torre.

 

El taller de Gerardo de la Torre fue absolutamente delicioso. Ahí conocí a Santiago Rojas Valdivia y a Faustino López Rangel, con quienes sigo en contacto gracias a las redes sociales. Y me parece que también estaba ahí Mara Patricia Castañeda antes de casarse con Vicente Fernández Jr.

 

Un día cualquiera, Gerardo de la Torre me saludó diciendo \”Jéssica de la Portilla, la niña de los demonios\”.

El profe había memorizado palabras textuales mías. Quedé pasmada. Antes de Sogem, solo escribía poemas, mi querido diario Sam Neill, y “cartas perfumadas que nunca le daré”. Oh, sí: mi concepto del amor fluctuaba entre Madame Bovary y Werther, el de las cuitas. Gerardo tenía un grupo en Yahoo!, y en alguna ocasión tuve el valor (la desvergüenza, más bien) de transcribir una carta para un tal Yuri Morelos.

Dicho ente de la licenciatura de la UVM Campus San Rafael dejó de hablarme un 22 de marzo, luego de hacerme creer que estaba a punto de suicidarse; todo para que la inteligente de yo tomara un taxi, sola, de noche. Su supuesto suicidio era una fiesta chaqueta en la que me aburrí viendo cómo él y sus tíos de la banda musical \”Qué payasos\” (o algo así) inhalaban polvitos. De ese tipo de ridículos #MeToo estuvo compuesta mi vida de soltera con novio ausente pero acosador.

 

A mediados de 2005 fui aceptada para entrar con la Generación 38 al Diplomado en Creación Literaria de Sogem. En el segundo semestre tuve clase de nuevo con Gerardo de la Torre. Qué emoción. Fue una de las primeras veces que leí en público por voluntad propia. Gerardo preguntó a los compañeros si querían escuchar un cuento mío o de una \”vaca sagrada\”. Votaron por mí. Años después publiqué ese cuento, con otro título, en un especial de la revista argentina El Narratorio. Puedes escucharlo en mi canal de Youtube.

 

Gerardo de la Torre escribió el prólogo de Casi un día de cuentos, libro que nuestra generación presentó a modo de \”tesis\” el día de la graduación en 2007.

 

\"Casi

 

Y compartí páginas con él en el libro Fantasiofrenia II, antología del cuento dañado. \”La educación del perro\” me pareció excepcionalmente detestable, lo cual es un cumplido debido a la temática del ejemplar.

 

\"La

 

Después de la muerte de Víctor Hugo Rascón Banda, presidente de la Sociedad General de Escritores de México, hubo una disputa por quién iba a ocupar su lugar. Escribí en este blog que Guillermo Vega Zaragoza sería una gran opción, y sin querer (como siempre) me metí en problemas con quienes querían como presidente a Gerardo de la Torre o a algún otro profesor.

 

Al mudarme a León en 2010,  me alejé de todo ese \”mundillo literario\”, como le llama Bernardo Monroy, y de sus guerras y chismes. Lo último que supe es que ahora hay dos (o más) Escuelas de Escritores oficiales.

 

Sentí mucho pesar al leer sobre la muerte de Gerardo de la Torre. En alguna ocasión terminamos en su departamento y nos presumió la hermosa edición de los libros que había publicado en aquel entonces. Fueron años emocionantes.

 

Mi vida y mis prioridades han cambiado, pero recuerdo con amor las anécdotas y lecciones dentro y fuera de clase de mis profesores, todos ellos Premios Nacionales. Es un orgullo haberlos conocido en persona, escuchar de nuevo sus cátedras al cerrar los ojos, y leerlos. Gracias a sus libros estarán cerca de nosotros siempre que lo deseemos.

 

Querido Gerardo: Gracias a ti aún reviso mis textos mil veces para evitar \”la o tónica\”. Eso, y tu facilidad para citar innumerables escritores de los que nunca había escuchado, es lo mejor que aprendí de ti.

 

Descanse en paz, profesor.

Polifónica, reunión de cuentos

Presentación de Polifónica, Reunión de Cuentos, en La Cosecha Librería

Polifónica, reunión de cuentos

Celebro los primeros XV años de vida de mi blog con la reseña de Polifónica:
Este sábado 5 de junio tuve el placer y sobre todo el honor de participar en la presentación virtual de Polifónica, reunión de cuentos.
Se trata del segundo libro que Abraham Téllez España, compañero de la Escuela de Escritores de Sogem, publica bajo el sello de Lunaria Ediciones. Con él participan Ana Segovia Camelo, Andrea Ihalí y Ximena de Tavira.
La presentación se llevó a cabo en la página de Facebook de La Cosecha Librería. El video completo se encuentra en este link:
https://fb.watch/5_7KrCoUT_/
La Real Academia Española remite el adjetivo polifónica al ámbito musical, donde polifonía es el \”Conjunto de sonidos simultáneos en que cada uno expresa su idea musical, pero formando con los demás un todo armónico\”.
Los cuentos contenidos en este ejemplar son:

* Siesta estival – Ana Segovia Camelo

En la antigua casa de la abuela, Isabel y Rosario tendrán una especie de reencuentro.

* Marquito Kung Lee – Ximena de Tavira

\”Bien se ve que todo escritor frustrado, ya sea por razones externas o de orden vocacional, será, con un poco de suerte y si cultiva los hábitos que respectan al caso, un extraordinario lector y hasta crítico de cualquier tipo de buena o mala literatura\”.

*Señorita Beatriz – Abraham Téllez España

Una serie de desencuentros con la compañera que hacía bullying.

* Dos partes de lo mismo – Andrea Ihalí

Entre el trastorno mental y la enfermedad solo hay un carro color gris rata y una taza desportillada.
Puedes adquirir Polifónica, reunión de cuentos, por correo electrónico en lunaria.ediciones@gmail.com y su página web lunariaediciones.com .
 
También se puede adquirir en Mercado Shops:
https://lunaria.mercadoshops.com.mx/MLM-920809174-polifonica-reunion-de-cuentos-cuatro-autoras-_JM
 

Décimo aniversario de bodas

Décimo aniversario de bodas. Héctor Juárez Lorencilla y Jéssica de la Portilla Montaño.

Décimo aniversario de bodas

12:18 de la madrugada
Pistol Whipped
Al despertar ayer, mi décimo aniversario de bodas, me bebí un cappuccino estevia o esvetia o lo que sea, de Andatti. El Oxxo está a un par de cuadras, aunque ya no servirá para depositarle a los pendejazos de Citibanamex. Tenía ganas de cafeína especial para celebrar mi décimo aniversario de bodas. A diario bebo una cápsula de Dolce Gusto, no porque me haga falta puesto que puedo prescidir de la taza sin la menor afectación. Pero me gusta hacer puntos para canjearlos por premios gratis.
Jueves 6 de mayo de 2021. Mi fecha esperada era el sábado 7 de mayo de 2011, ya que mi cumpleaños es el 17 y habría sido imposible que al marido se le olvidara la fecha, tal y como dicta el cliché. Pero no había juez disponible, así que tuve que presentarme el viernes 6 de 2011, a las 8 de la mañana, con mi enorme vestido blanco, en el Registro Civil de Delta.
Sagitario y Tauro son polos opuestos que se atraen. No sé por qué se atraen, a mí me atrajo desde el principio por allá de 1993 y pues ya. Hice un tiktok al respecto, pero el pendejo cambió de portada sin que nadie se lo pidiera. Mi esposo y yo nos vemos tan guapos.

Si debiera hablar de un problema real en mi matrimonio, ese es… la música.

Tolero Camel. Y Premiata Forneira Marconi. Tolero Yes, Rush, y ochenta millones más de \”música que se adelantó a su época\”. Pero que no ponga yo ningún tipo de Trance. Y que no sea Psychedelic Trance porque uy, el acabose. \”Música de supermercado\”, jajaj. De Marilyn Manson ni hablamos, que se volvió a poner de moda gracias a la pendeja de la Evan Rachel Wood. De la prostituta de Esmé Bianco y su ridícula demanda ni hablamos.
Aparte de eso, todos tenemos problemas. Todos hemos superado traumas de infancia, de adolescencia, de relaciones anteriores. Es cierto que hace once años llegué aquí con síndrome post traumático, literal. Pero tampoco me interesa contar \”mi verdad\” para hacerme la vístima por el resto de mi existencia. Si algún pendejo me dio un par de cates, ni de broma me quedé con los brazos cruzados y en definitiva lo lamenta. Quien me conozca de antaño sabrá que hoy día soy toda armonía y paz porque anteriormente bien pude ser una maldita asesina en potencia. Pero bien merecido lo habrá tenido ese par de mentecatos.

Claro que hoy podría recurrir a infinidad de corrientes de brujería, jajaja.

Por fortuna estudio el tema cuando ya no me interesa chingar a nadie exclusivamente por ejercitar mis dones.
No puedo creer lo feliz y tranquila que he estado después de \”perder\” lo \”mejor de mi vida\”, que era colaborar en radio comercial. No podría estar más contenta ahora. Desde que le dieron cuello al sujeto que me dio la oportunidad, y que acto seguido me bloqueó Craig Feldspar sin decir adiós ni gracias, estoy tan tranquila y satisfecha. Sigo ganando dinero, así que en realidad no perdí nada. Ayudó tanto tomar terapia desde diciembre con el Dr. Luis Fernando Flores, de Centro Emocial Tlalpan. En estos días de mierda pandémica, a nadie le cae mal un poco de asesoría profesional.
Hace un par de días recibí el correo de que debo renovar lo antes posible el presente dominio de internet. Lo renovaría solamente porque aún tengo casi un año de hospedaje, pero no más. Escribir ya no es prioridad. Quedarme horas mirando al vacío es más interesante que la verborrea que me atosigó desde la prepubertad. También soy libre de mis múltiples voces internas. He aprendido a mandarme yo solita a la chingada. Soy libre incluso de mí misma.

Lo mejor en este momento es que mi abuela siga aquí. Ochenta y nueve años y contando.

Hemos estado exentos de coronavirus, cuando tanta gente cercana lo ha padecido y algunos no la libraron. Somos tan afortunados.
No sé por qué Youtube puso Mechanical Animals, mi álbum favorito de Marilyn Manson, en mi décimo aniversario de bodas. Lo amo. Podrá estar en la cárcel, darse un tiro, lo que sea. Pero su música me salvó cientos de veces de hacer una sola pendejada. Y solo por eso se irá al cielo. Aun si resulta culpable de lo que hoy lo acusan, infinidad de fanáticas pagaríamos por darle unos besos. O porque nos dé latigazos. Yo sí, con gusto me dejo.
Alguien dijo que \”a pesar de todo soy infeliz\”, palabras menos. Yo así de guau, habló el doctor psiquiatra, jajaja. Ni al caso. No podría estar más agradecida por lo que tengo hoy. Incluso si el eliminador de esta computadora no permite que la batería se cargue… Pero tengo laptop. Internet. Un techo. Comida. A mi familia completa. Un esposo que me ama aunque nos cague mutuamente nuestra música fea.
Este fue mi décimo aniversario de bodas. Terminó exactamente en el momento en que puse el video de The Beautiful People. Pero soy lo que soy, y punto. El pasado no me define, pero me guió.
Pensaba en todas las veces que deseé regresar en el tiempo sabiendo lo que sé el día de hoy. Pero veo a los alumnitos y digo ni madres, volver a aprender a leer y escribir y las tablas de multiplicar y las moles y Avogadro y toda esa mierda, jaja. Gracias, así me quedo. Ya no estudio por necesidad sino por puro deporte. Y mi próximo proyecto es aprender a leer las runas vikingas que mi esposo me obsequió.

A %d blogueros les gusta esto: