Sueños y pesadillas colectivos escritos para todos los gustos

Sueños y pesadillas colectivos  

Si tus sueños no te dan miedo, no son lo suficientemente grandes. -Ellen Jhonson.

  La Niña TodoMePasa dice: Aunque no existen los superhéroes (según dice “la gente normal”… y no me refiero precisamente a la banda de Aleks Syntek, si es que aún existe), todos nacemos con al menos un talento que nos distingue del resto del planeta. El mío lo descubrí desde pequeñita: Soy buenísima para exasperar a las personas. Supongo que es clásico que los chamacos (o bien: que algunos chamacos) hagan la misma pregunta mínimo ochenta veces seguidas. Lo que aún no sé, y que tal vez descubra si en serio en serio mi hija Jéssica Aranza sale igualita a mí, es si a tooodos los escuincles preguntones se les debe contestar como nunca jamás nadie me contestó a mí: ¡Cállate, tonta! No creo haber sido la única que a los siete, ocho añitos de edad, soñaba que un huracán llegaría a la Ciudad de México para llevarme volando con él. En ese entonces nadie sabía qué era un tsunami: En caso contrario, también habría dicho que ojalá y apareciera una ola gigante para aprender a surfear. Y, sí: El problema fue haber expresado mi inocente e improbable deseo en voz alta. Porque nunca faltó la compañerita odiosa que se creía más madura que un plátano importado de Cuba nomás por ser la segunda de la lista (y, según las Misses, la segunda menos idiota del salón): ¡Cállate! No tienes ni la menor idea, como siempre.

Yo qué: no todos nos hicimos escritores por gusto sino por vil necesidad, más que por necedad.

Supongo que era mejor dejar que la marea del “sé como las demás” me arrastrara. Compartí sueños y pesadillas colectivos que escribieron para nosotros dos o tres adultos que trabajaban como guionistas: ¿Acaso eres “la de lentes, la pasada de moda”?, ¡no importa! Haz tu luchita y tal vez logres alcanzar una estrella como Eduardo Capetillo… Esa fue la idea que Jesús Calzada nos metió en la cabeza a unas cuantas jovencitas babosas. Chistosamente, hace como diez años conseguí el teléfono de este importante hombre, pero me contestó su novio y, zas: Sin mayor ceremonia me colgó… Continuará.]]>

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