El fracaso de la educación sexual en México

Para hoy prometí subir más imágenes de los autores de Alebrije de palabras: Escritores mexicanos en breve, ya casi tenía listas las fichas biográficas de Amaranta Caballero Prado, Andrea González Cruz, Angélica Santa Olaya, Armando Gutiérrez Méndez y David Chávez…
…pero mi autonombrada \”lectora number one\”, o séase mi señora madre, reclamó porque mi columna de hoy para El Heraldo del Bajío no apareció en la web del periódico. Así que aquí les va:


 

EL FRACASO DE LA EDUCACIÓN SEXUAL EN MÉXICO

Publicada en El Heraldo del Bajío el viernes 30 de agosto de 2013.

…¡en el planeta Tierra, diría yo!
Estamos a punto de comenzar el mes más “patriótico” (“de dientes para afuera”, diría mi señora abuelita) del universo. Por ahora las conversaciones políticas se centran en que si el Primer Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto será o no será y en dónde, bla bla bla. Pero ese tema me resulta sumamente aburridísimo porque, la verdad, no sé qué ha hecho Gobierno Federal durante este año… con excepción de esos lindos comerciales televisivos donde van unos tipos brincoteando de un lado al otro quesque “moviendo a México”.
¡Ah!, y también ha habido una gran dedicación a sacarle la vuelta a los profesores disidentes, jo jo, porque ni los castigan por sus disturbios ni les resuelven nada.
¿A poco no está cool vivir con tanta, tantísima paaaz?
(Sí: vivimos como en el programa sesentero de Batman: ¡PAAAZ!, ¡BUUUM!, ¡CUAAAZ!)
Ya cumplí tres tres TRES años completitos viviendo fuera del Distrito Federal. Mientras que en la Ciudad de México las chicas se embarazan “sin querer” entre los 15 y 18 años de edad, acá en provincia he visto un buen de niñas panzonas. Y digo NIÑAS porque mi vecinita me cuenta que una compañera de ella salió embarazada nada menos que de DOCE AÑOS DE EDAD, o sea, estando en sexto de primaria.
No sé qué diga el “programa oficial” sobre la educación sexual para nuestros niños y jóvenes, y en verdad no creo que se pueda esperar mucho que digamos de la educación en las escuelas, especialmente en las escuelas oficiales donde para empezar usan libros de texto con faltas de ortografía. ¡Bravo, Emilio Chuayffet!!! Hace meses denuncié en esta misma columna HORRORES como un “homóplato” con h en el libro de texto gratuito de Ciencias de 4to de primaria (La Reforma des-educativa: “homóplato” y otras burradas según la SEP. http://heraldodelbajio.com/de-chilanga-aferrada-a-leonesa-de-corazon-22-ene-2013/). No creo que el presupuesto anual de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos sea taaan poquito como para NO poder contratar a un un UN solo corrector ortotipográfico.
Es un hecho que las deficiencias escolares deben o más bien debieran ser cubiertas en casa. A menos, claro, que ustedes quieran que sus nenes sean padres antes de tener la edad legal pa’ comprarse una cerveza. El problema es que esto es un círculo vicioso más o menos así:
1) Los niños corren libres por la calle, como a-ni-ma-li-tos. Juegan sin supervisión adulta, primero a esquivar automóviles, y cuando crecen juegan a cosas más interesantes como a meterse entre los arbustos con alguien del sexo opuesto.
2) Un mes cualquiera, estas niñas se convierten en señoritas. La edad promedio actual en que una niña comienza con la regla es maso a los once años, aunque ya sabemos que depende de factores genéticos, ambientales y tonterías varias como “las hormonas en la carne de pollo”. (Según una tal Natalia París, “comer pollo con hormonas hace a niños homosexuales”… ¡Tenía que ser modelo la mentada filósofa!)
3) Estas señoritas de pronto sienten “cosquillitas” al conocer a un chico que les guste, y bueeeno. Los papás andan trabajando en su oficina o negocio, o –algo bastante común– manejan camiones (tráilers), así que las mamás están a cargo del hogar. PERO no es nada raro, por lo menos aquí en mi querido “Rancho-Pueblo” (y saben que le digo así de puro cariño), que las mamás se la pasen en el coto con las comadres (si pusieran mesas en la calle… me cae que parecería Sanborns) o con los galanes de turno, o viendo telenovelas –uno de los programas más dañinos de Televisa: “La rosa de Guadalupe”. Mi ex alumna decía verlo dizque “para saber qué no hacer”–. De hecho, muchísimas mamás dejan a los niños como animalitos en la calle para sentarse frente a la tele toooda la santa tarde.
4) Las señoritas salen embarazadas en promedio a los 14, 15 años de edad porque naaadie les explicó que hay pastillas anticonceptivas, o no les alcanza para consumirlas, o les da pena reconocer que, como todo ser humano, tienen impulsos sexuales. En la farmacia de la esquina había una oferta bastante graciosa: dos pruebas de embarazo en ochenta pesitos… ¿no sería mejor una oferta de condones, digo yo???, porque eso de sospechar un embarazo por accidente una vez pues va, pero que ofrezcan DOOOS pruebas bara bara dice mucho sobre la idiosincrasia local.
5) Las señoritas se convierten en madres, solas o acompañadas. Dejan la escuela (si es que aún no la han abandonado) y se meten a trabajar por el resto de su vida mientras la abuela cuida a los bebés. O bien, las nuevas madres se dedican al hogar y a tener un hijo tras otro.
6) Cuando estos bebés están en edad, andan solitos jugando en la calle (sí: niños de 3, 4 años que apenas si pueden decir su nombre completo), mientras las jóvenes madres ven telenovelas toda la tarde o se dedican a ligarse a un nuevo papá.
…etcétera. Es un tema largo, larguísimo y tendido, pero seguro se hacen a la idea. Si bien muchas chicas logran sacar adelante a sus niños y son excelentes madres, es un hecho que todo tiene su momento. Hay que enseñar a nuestros jóvenes que antes de dar vida hay que aprender a cuidarnos a nosotros mismos, desarrollarnos como personas, hacer una carrera profesional o cumplir nuestros sueños artísticos, etcétera, etcétera. ¿Qué necesidad hay de dejar nuestros sueños de lado sólo porque nos lavaron el cerebro: “los métodos anticonceptivos son pecado / cosa del diablo”???; en ese caso tener relaciones sexuales antes del matrimonio también es “pecado” y eso NO impide que el ser humano se siga reproduciendo, con o sin permiso del ser supremo de su preferencia. ¿O sí???

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