La Ley de Murphy

Desde siempre me ha perseguido la Ley de Murphy en todas sus variantes: se acababa el casete cuando al fin aparecía en la radio esa canción (oh sí, tiempos aquellos), el pan tostado caía al piso embarrando toda la cajeta, el galán al que le echaste ojo hace mil años te pelaba justo en el peor momento (ya te pasará si realmente eres una Aranza)…

Por eso no es NADA raro que a tu señora mamá le sucedan mil cosas ahora que te está esperando.

Mi Ley de Murphy para las embarazadas dice:

\”Siempre habrá una más panzona y que se vea mucho menos cansada que tú\”.

El jueves pasado fui al cine por cortesía del trabajo de tu papá. Pedí mis inevitables nachos con doble queso (¿qué mejor pretexto que tú para portarme tan mal?), hice fila como cinco minutos y le pedí a la pareja de enfrente que si me podía apartar lugar \”porque no puedo estar de pie mucho tiempo\” (y señalas el chícharo que tienes en el ombligo).

…clásico de los claaásicos de Jéssica: me fijé bien en la pareja porque la chica estaba de espaldas, y ta tan: la que casi se va para atrás fui yo al ver el tamaño panzononón que presumía esta mujer. ¿Qué habrá estado, una media hora de pie sin mostrar la menor señal de molestia? ¡Ash!

Luego le pregunté cuánto tenía de embarazo… ¡39 semanas!!! Sí, TREINTA Y NUEVE, o sea que en cualquier momento tendrá a su niña en brazos.

Igual y tiene que ver que ella no sea \”primeriza\”, como nos llaman ciertas presumidas que se creen expertazas porque tuvieron mil hijos desde que les vieron cara de \”cancha oficial\” (algún día comprenderás la expresión).

Y mientras tanto yo, con mis pobres 17 semanas en que apeeenas algunos colegas se preguntan si acaso estoy esperando bebé o si de pronto subí ocho kilos y los tengo muy mal repartidos en donde alguna vez presumí una hermosa rayita por ejercitarme con Hula…

¿Así o más traumada yo???

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